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La mujer que no se inclinó ante el Duce

«Vincere»

Marco Bellocchio vuelve a estar de actualidad con su análisis de la Italia fascista a través de la incómoda figura para el régimen de Ida Dalser, también conocida como «La Austriaca». Esta mujer fue capaz de enfrentarse a Benito Mussolini por defender sus derechos, ya que fue su esposa secreta y le dio un hijo antes de su ascensión al poder.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

La mayoría de las películas históricas que se hacen hoy en día son meros pretextos para lucir el desarrollo tecnológico de las imágenes generadas por ordenador en su aplicación a las ambientaciones de época, con reconstrucciones no siempre fieles pero espectaculares. Por fin, un cineasta veterano, un maestro del cine italiano, da otro enfoque al cine retrospectivo de base biográfica. Marco Bellocchio lo vuelve a llenar de contenido, al utilizarlo para divulgar una figura poco conocida a causa de su ocultamiento histórico por parte del regimen fascista italiano.

Ida Dalser, también conocida como «La Austriaca» por haber nacido en el Trento de finales del XIX bajo dominio del imperio austro-húngaro, fue una mujer adelantada a su tiempo y que pagó su modernidad a un alto precio, convirtiéndose en una víctima de la doble moral impuesta por la entente entre El Vaticano y el poder fascista en Italia.

Llegó a ser una persona incómoda, alguien cuya existencia había que ocultar a toda costa, debido a su relación con el joven Mussolini, cuando el futuro Duce no había iniciado todavía la transformación ideológica que le llevaría a liderar el país transalpino.

El caso de Ida Dalser es también es de un romance contrariado por los intereses y ambiciones personales. Cuando ella se enamora de Benito Mussolini, no puede imaginar su cambio posterior, ni que ese hombre será capaz de traicionar a quienes le quieren con tal de alcanzar sus objetivos e inventarse una nueva imagen de moral intachable, grata a los ojos de las autoridades eclesiásticas italianas.

Una mujer hecha a sí misma

Ida Dalser tenía una educación mucho más refinada que Benito Mussolini, porque venía de una familia de clase alta. No obstante, fue una mujer pionera que con 20 años de edad marchó a París para ponerse al día de los nuevos tratamientos de estética para la mujer que surgían con el inicio del siglo XX. Lo que allí aprendió, lo trasladó a la ciudad italiana de Milán, creando su propio negocio de belleza. Entonces no le importó a Mussolini que fuera una mujer empresaria, algo tan raro y escaso en su época, porque sabía que le podía ayudar económicamente a impulsar su carrera política.

Cuando Ida conoció a Benito, éste trabajaba en el diario «Avanti!» y militaba en el partido socialista, del que no tardaría en ser expulsado a cuenta de sus planes de autopromoción. Necesitaba dinero para fundar un nuevo diario, y fue ella quien le financió el «Popolo d'Italia», a la sazón del germen del partido fascista.

La relación y el hijo

Con el estallido de la I Guerra Mundial fue como si Benito Mussolini sufriera de amnesia, porque se olvidó de que estaba casado con Ida Dalser y tenía un hijo con ella. Es más, inició una relación con Richele Guidi, que le curó de sus supuestas heridas. Todo muy heroico y muy conveniente en su proyección pública para dirigir las masas, así que decidió eliminar cualquier rastro de su pasado que no contribuyera a la exaltación biográfica. No podía consentir que se le relacionara con una mujer emancipada, motivo por el que se anularon los documentos relativos al casamiento con Ida Dalser. Falsificación que se aplicó igualmente a la paternidad, con lo que su hijo Benito no fue reconocido y pasó a apellidarse Albino.

La mujer fue encerrada en un siquiátrico, donde se le sometió a maltrato físico y mental durante once años, a la vez que se le interceptaba el correo para que sus denuncias no lleguen a ver la luz. El hijo fue internado en un centro religioso y destinado a la marina, pero tampoco sobrevivió al posterior internamiento siquiátrico y fue enterrado en una fosa común. De esta manera, la verdadera e inicial familia de Benito Mussolini dejó de existir.

El documental de Fabrizio Laurenti y Gianfranco Norelli «Il segreto di Mussolini», que sirvió de inspiración a Marco Bellocchio para «Vincere», desvelaba el contenido de esas cartas desesperadas enviadas desde el manicomio. Son misivas que dejan claro que Ida Dalser fue eliminada, junto con su hijo, porque no se sometió a la voluntad del Duce. Al contrario de otras de sus amantes, se rebeló y no aceptó llegar a tratos para desaparecer de la vida pública voluntariamente.

La memoria histórica hace justicia a Ida Dalser siete décadas después de su muerte, reconociéndola y rescatándola del anonimato al que fue condenada. Gracias a la ficción, recupera su dignidad bajo las facciones orgullosas de la actriz Giovanna Mezzogiorno, acompañado del actor Filippo Timi, quien se desdobla en los papeles del joven Benito Mussolini y de su hijo Benito Albino. Se da la circunstancia probada de que el descendiente del Duce era físicamente, para su desgracia, calcado a él, lo que se dice un auténtico clon.

Estreno

Dirección: Marco Bellocchio.

Guión: Marco Bellocchio y Daniela Ceselli.

Producción: Mario Gianani.

Intérpretes: Giovana Mezzogiorno, Filippo Timi, Michela Cescon.

Fotografía: Daniele Cipri.

País: Italia, 2009.

Duración: 128 minutos.

Género: Biográfico.

Un maestro y activista del cine italiano

El director italiano Marco Bellocchio sigue siendo un activista del cine, ya que cada año organiza un festival en su localidad natal de Bobbio, situada en Piacenza, además de un taller que hace las veces de centro de estudio y formación. El paso del tiempo ha demostrado que Bellocchio es un cineasta personal, muy preocupado por el comportamiento sicológico. De mediados de los 80 a mediados de los años 90 trabajó en estrecha colaboración con el siquiatra Massimo Fagioli y de ese intercambio surgieron títulos como «El diablo en el cuerpo», «La visione del Sabba», «La condena» y «El sueño de la mariposa». El más polémico de los cuatro fue el primero, adaptado de la novela de Raymond Radiguet. No es la única adaptación en su filmografía, siendo admirador de Pirandello, en el que se basó para «Enrique IV» y «La Balia, así como de Chejov, recreado en «La Gaviota».

Últimamente, el veterano cineasta de 71 años se ha refugiado en películas familiares, si bien «Il registra de matrimoni» y «Sorelle» permanecen inéditas en nuestras pantallas.

M.I.

El cine comprometido de marco Bellocchio

Cuando se realizó en 1969 el film colectivo «Amore e Rabbia», Marco Bellocchio ya se había ganado un puesto de excepción en él junto a Godard, Bertolucci y Pasolini. Habían bastado sus dos primeros largometrajes «Las manos en los bolsillos» y «China está cerca» para su consolidación como comprometido cineasta de izquierdas, incluso realizando documentales militantes como «Il popolo calabrese ha rialzato la testa», financiado por la Unión Comunista de Italia. En 1972 dirigió «Noticia de una violación en primera página», uno de los títulos claves del cine de denuncia, protagonizado por Gian Maria Volonté. Tras ese ataque frontal a la prensa de derechas, inicia un particular pulso con las instituciones burguesas: la Iglesia en «En el nombre del padre», el Ejército en «Marcha triunfal», y la siquiatría en «Locos de atar». Aunque el cine político de Bellocchio se concentra en los 60 y 70, ha mantenido una mirada crítica a lo largo de su carrera. Recientemente regresó de lleno al género con «Buenos días, noche», sobre el secuestro de Aldo Moro.

M.I.

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