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Maite SOROA | msoroa@gara .net

Es la independencia, estúpidos

C uando Pérez Rubalcaba dice que no hay nada nuevo bajo el sol y las terminales mediáticas de la derechona filofacha dan muestras evidentes de nerviosismo, hay razones para la ilusión. El acto del pasado domingo entre independentistas de diferentes sensibilidades les ha puesto los pelos como escarpias y Rubalcaba se esmera en tranquilizarlos.

Ayer el editorialista de «Libertad Digital» advertía que «los líderes de Batasuna tratan por todos los medios de encontrar una franquicia en la que esconderse para conseguir concejalías y acceso a los presupuestos». Y en consecuencia, pedía mano dura: «Si perseveran en esa actitud, la única defensa que le queda al Estado de Derecho sería aplicar la Ley, en este caso la de Partidos, y hacer caer todos su peso sobre EA, que se habría convertido en un caballo de Troya».

También Ignacio Camacho, en «Abc», insistía en esa tesis: «los batasunos han contratado a Eusko Alkartasuna como vientre de alquiler para incubar el huevo de la serpiente al calor del presupuesto público». Tanta insistencia en lo de los presupuestos me hace pensar si no será que están acostumbrados a ver cómo sus amigotes se forran con el dinero de todos.

A Camacho, el acto del domingo le pareció un «aquelarre de delirio soberanista» y también daba la voz de alerta porque, asegura, «el Gobierno, que está ejerciendo de manera impecable la acción policial, se mueve sin embargo con perniciosa ambigüedad en el terreno de la presión política». Ya empiezan los temores que les conducirán al pánico cuando comprueben el verdadero potencial de la apuesta estratégica de los independentistas.

Y es que Camacho lo tiene claro: «Si nadie les para los pies el próximo paso -también está escrito- será una escalada de movilizaciones. Hasta ahora, todos los gobiernos democráticos se han dejado embaucar una vez por la milonga de las treguas, procesos, tanteos y demás señuelos; el que se engañe dos veces carecerá de coartada para no avergonzarse de sí mismo». Aunque insisten en el aspecto electoral, tengo para mí que los menos obtusos ya se han dado cuenta de que la cosa va más allá. Un día de estos titularán: «Es la independencia, estúpidos».

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