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«Gatza», Mandela y Peltier, tres largos cautiverios de tres pueblos oprimidos

Pese a que su tez es diferente, estos tres hombres tienen mucho en común. Los tres han fraguado la historia de sus pueblos y han pagado su compromiso por la defensa de sus derechos y su identidad con un largo cautiverio. Mandela y Peltier son reconocidos referentes internacionales, que incluso han sido nominados al premio Nobel de la Paz. «Gatza» cumplirá en breve 30 años en la cárcel como símbolo de la represión española.

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Oihana LLORENTE

El Nelson Mandela europeo». Joxe Mari Sagardui, Gatza, ha sido equiparado en infinidad de ocasiones con aquel Madiba que combatió el apartheid sudafricano pagando su compromiso con la cárcel. Ahora, a las puertas de cumplir tres décadas en prisión y superando con creces el cautiverio de Mandela, la situación que vive Gatza no encuentra parangón en el viejo continente, ya que ostenta el triste título del preso más longevo de Europa sin salir de prisión. Los familiares del zornotzarra saben perfectamente que su situación es peculiar y que son pocas las familias que comparten esta espera tan dilatada. GARA ha querido adentrarse en las mazmorras del planeta para recuperar la figura de Leonard Peltier, activista del American Indian Movement que lleva preso 33 años en la penitenciaría de Lewisburg, en Pennsylvania.

Alrededor de tres millones de indígenas sobreviven al genocidio cometido por los colonos y militares estadounidenses en el siglo XIX. La mayoría padece dificultades económicas y el olvido y la humillación de Estados Unidos, pero siguen resistiendo y luchando por el reconocimiento de sus culturas, sus lenguas; en definitiva, en defensa de su identidad. La vida de Leonard Peltier siempre ha estado unida a esta lucha.

Años antes a su arresto, a comienzos de la década de los 7o, la Reserva indígena de Pine Ridge, en Dakota del Sur, era escenario de momentos convulsos entre quienes abogaban por que los indígenas se deshiciesen de sus tradiciones y se «adaptaran» a la sociedad estadounidense y quienes defendían con orgullo su cultura y su tierra. American Indian Movement (AIM), al que pertenecía Peltier, era un movimiento que buscaba aunar a las gentes indígenas en defensa de sus raíces y comunidades.

El FBI entra en escena amparando la elección como presidente del consejo tribal de Pine Ridge de Dick Wilson que no tarda en favorecer a aquellos que eran pro-asimilación y condiciona aún más la vida de los que menos tienen. La represión y la ilegalización del movimiento tampoco se hacen esperar.

Este contexto marcó la detención de Peltier. El 26 de junio de 1975 la propiedad amanece rodeada por un gran número de policías, supuestamente persiguiendo a un joven oglala. Los agentes disparan contra el vehículo del joven, lo que provoca un enfrentamiento armado entre los indígenas y las fuerzas policiales. En el tiroteo cruzado, un militante de AIM y dos agentes del FBI resultaron muertos.

Tras una gigantesca campaña mediática que intenta criminalizar al movimiento indio, se emiten órdenes de detención contra tres militantes de AIM, entre ellos la de Leonard Peltier, que huye a Canadá. Butler y Robideau, los otros dos indios buscados, son arrestados y juzgados en Iowa, donde un jurado popular los absuelve. La furia de las autoridades estadounidenses se concentra entonces en Peltier, único acusado por un «doble asesinato». El FBI consigue que sea extraditado desde Canadá.

Peltier fue condenado a dos cadenas perpetuas tras un juicio en el que se puso en tela de juicio la imparcialidad del proceso. Las pruebas empleadas han sido cuestionadas en infinidad de ocasiones pero la sentencia siempre ha sido confirmada.

El Consejo de Libertad de Estados Unidos volvió a denegarle el pasado año su derecho a pasar los últimos años de su vida en libertad. No habrá otra revisión hasta el año 2024, cuando Peltier haya cumplido 79 y lleve 45 en prisión.

Su prolongada estancia en prisión ha convertido a Peltier en un símbolo del abuso y la represión en general, y de la lucha contra la cadena perpetua en particular. Indígenas y organizaciones de derechos humanos han hecho de esta larga condena una mancha en la supuesta tolerancia de Washington hacia los derechos humanos.

Peltier es, desde hace años, uno de los presos políticos más reconocidos del mundo, lo que ha provocado que miembros del Congreso estadounidense, jueces, y hasta el entonces presidente Bill Clinton hablaran públicamente sobre el tema. Amnistía Internacional también se ha posicionado respecto a la situación de Peltier, que ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz seis años consecutivos.

Personalidades como el subcomandante Marcos, monseñor Desmond Tutu, Rigoberta Menchú, el Dalai Lama o el propio Nelson Mandela, así como decenas de miles de ciudadanos de todo el mundo, han suscrito un manifiesto exigiendo la revisión del proceso contra Peltier.

A 730 kilómetros de su pueblo, en una celda de la cárcel de Jaén, un ciudadano vasco está a punto de traspasar las tres décadas de cautiverio sin que parezca importar a personalidades y agentes internacionales. Este mutismo es denunciado por el propio Peltier en su conocida frase en honor al espíritu de Caballo Loco: «El silencio, dicen, es la voz de la complicidad. Pero el silencio es imposible. El silencio grita. El silencio es un mensaje, igual que no hacer nada es un acto».

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