Este verano lo vamos a recordar durante muchos años, más bien durante nuestra vida y las diez siguientes. Los políticos del Congreso español trabajarán -es un decir, no hay que tomarlo todo al pie de la letra- para aprobar la reforma laboral. Cuando se trata de echar un capote a la patronal, están más que dispuestos y, sobre todo, quieren estar en la primera fila para desregular más las condiciones de trabajo, beneficiar a los empresarios con los despidos y permitir que sigan ganando más y más, mientras que quien está doblando su espalda horas y horas en el trabajo ve recompensado su esfuerzo con un sueldo miserable.

Después de la reforma laboral, Zapatero ha aprobado la reforma que permite la privatización de las cajas de ahorro. Si hasta la fecha ya estaban perdiendo su carácter social a pasos agigantados para seguir la senda de los bancos, a pesar de sus campañas publicitarias, a partir de este momento no habrá ninguna duda. Es otra de las reformas que Zapatero nos ha puesto encima de la mesa. También está la de las pensiones, sobre la que ya están hablando sin que se conozcan todos los extremos. En este caso, quieren elevar la edad de jubilación y reducir las prestaciones de las pensiones a través de diferentes métodos. Todo esto genera el temor entre la población y activa -éste es el objetivo de Zapatero- que aumente la inversión en fondos de pensiones o entidades de previsión social con la disculpa de que cuando nos jubilemos no tendremos una pensión digna, por lo que tendremos que complementarla, primero dando de comer al sistema financiero, ése que nos ha metido en la crisis. Sin embargo, una vez más, ocultan que el sistema público es el único garante de una pensión universal.

Si no tienen dinero, la solución es fácil: que la élite económica pague impuestos, que no lo hace. Tenemos un verano de reformas, mientras que los gobernantes de las administraciones públicas vascas callan ante su incompetencia para sacarnos de la crisis. Menos mal que la mayoría de los trabajadores vascos tenemos claro que sólo la movilización logrará remover a esos que desde sus poltronas cierran los ojos a esta dura realidad para la mayoría.