Les aseguro que el fútbol no se cuenta entre mis pasiones y que, en consecuencia, poco o nada me ha alegrado que los de la rojigualda ganaran a Holanda y se hayan llevado una Copa del Mundo que -sólo si tenemos en cuenta las primas que van a cobrar los futbolistas- nos va a costar un ojo de la cara.

Y en la prensa española, además de la euforia propia de un evento deportivo culminado con éxito, se delizaba la sedicente sombra del españoleo ramplón.

En «Abc» nos advertían de que «no sería razonable que este tiempo de exhibición de banderas y colores nacionales quedara clausurado a partir de mañana, como si realmente la roja y amarilla fuera la bandera de la selección y no de España. Se trataría de recuperar un patriotismo positivo y constructivo, que es imposible si los ciudadanos se avergüenzan de su bandera, como símbolo de la unión nacional y de su identidad española». En cuanto rascas un poquito les sale el pelo de la dehesa.

También «El Correo Español» hacía su interpretación patriótica a una patada afortunada a un balón: «España alcanza la cima del deporte de masas por excelencia en un comprometido momento económico y social. Una razón poderosa para canalizar la ilusión generada por el mayor éxito de nuestro fútbol hacia una proyección exterior de país que prime, en todos los ámbitos, la claridad de objetivos, la ambición y el valor del trabajo de equipo».

Y al de «El País», siempre tan prudente, se le iba la mano: «Y el campeonato parece que es mucho más que un éxito sólo deportivo. Unas acreditadísimas siglas económicas aseguran que el vencedor puede sumar hasta un 0,25% al PIB por el entusiasmo que el triunfo genere entre los consumidores. Y bien está que así sea, aparte de por la mucha falta que hace, porque la victoria ha sido un empeño colectivo de 23 jugadores que subliman un concepto de equipo. España entera vio anoche cómo se materializaba el sueño de toda una vida».

Se han venido arriba y vamos a tener que aguantarles así hasta que las cifras del paro vuelvan a mostrarse. Hasta que se percaten de que en Catalunya ya hacen las maletas para irse del campeón de esa Copa y que aquí, en ello estamos.