Iruñea despertó ayer al séptimo día de fiesta. El sol caía a plomo sobre las calles de la ciudad, que se habían despedido ya de la muchedumbre del fin de semana. Todo volvió a su sitio, y las peñas volvieron al tendido sol, tras demostrar con su protesta que son capaces de inundar las calles de la ciudad durante el día con la multitudinaria merienda popular en la avenida peatonal Carlos III y la kalejira hasta la Plaza del Ayuntamiento.

La noche del domingo al lunes fue de guetos, los abertzales se refugiaron en la Nabarrería, en la calle del Carmen y, sobre todo, en Jarauta. Los que celebraban el Mundial se quedaron en la cuesta del Labrit y en la Plaza del Castillo. Aun así, no dejó de haber incidentes entre ambas sensibilidades. En el parte diario que realiza la DYA siempre aparece como atención médica principal las intoxicaciones etílicas (ya son centenares los casos desde que se lanzó el chupinazo), pero el informe remitido ayer recoge por primera vez un «alto número de traslados a los hospitales por contusiones». El grueso de estas «contusiones» se produjeron por la noche, explica la DYA.

Endika Lacuey, presidente de la Federación de Peñas, denunció ayer «la irresponsabilidad por parte del Ayuntamiento y las autoridades policiales que permitieron provocaciones a los socios de peñas durante la merienda». En concreto, la más grave la protagonizaron tres ultras españoles que pasaron por Carlos III, uno de ellos lanzando

de pimienta, otro mostrando un machete, y según los testigos, el tercero portaba una pistola. Iban descamisados con banderas españolas. Lacuey critica que la plaza del Castillo se encontraba blindada por agentes de diversos cuerpos policiales, mientras que nadie vigilaba la previsible entrada de ultraderechistas a la zona donde se encontraban miles de socios de peñas y gente que se sumó a la iniciativa.

Desde la Federación de Peñas se valora muy favorablemente la iniciativa: «Nuestro objetivo era trasladar la fiesta que se vive en los toros a la calle y revivir la ciudad durante las horas en las que se equeda muerta». Lacuey destaca que fueron miles los socios que respaldaron el plante al Ayuntamiento en la Plaza de Toros y destaca que, durante la ronda nocturna de ayer de las txarangas de Oberena, Bullicio, Anaitasuna, Muthiko Alaiak y San Fermín, había socios de las 16 peñas para que en ningún momento las pancartas que habían salido a medianoche en kalejira se vieran desprotegidas.

Por parte de Gora Iruñea!, Dani Saralegi destacó «el compromiso que han demostrado las peñas con las fiestas y la ciudad». Asimsimo, agregó que las provocaciones -de las que él mismo fue testigo- fueron muchas, pero que la gente de Iruñea «prefirió no atenderlas y seguir de disfrutando de sanfermines, que es de lo que se trata».

A medianoche, Struendo

Saralegi explicó que «se ha marchado muchísima gente y nos hemos quedado los de casa. Los últimos en irse han sido los que vinieron a animar a la selección española. Creo que ahora se está más a gusto». El portavoz de la plataforma por unas fiestas populares y euskaldunes animó por otra parte a la gente a salir hoy de sus casas (en el día de Gora Iruñea!) «en favor de unas fiestas donde exista una verdadera participación de los vecinos y vecinas».

Por otra parte, uno de los actos populares más antiguos de los sanfermines volvió a escucharse a las 23.59. El Struendo consiste en tocar perolas, bombos, txistus y todo lo que haga ruido por las calles de Alde Zaharra. La cita es en la trasera del Ayuntamiento, en Casa Marceliano. Tras el «Agur Jaunak», comienza la atronadora marcha. El callejeo ensordecedor dura entre tres y cuatro horas y siempre termina en el mismo punto: el pocico de San Cernin.