El Ayuntamiento de Iruñea trató de ocultar el plante de las peñas del domingo de sanfermines, cubriendo con un cartel (probablemente con propaganda de la candidatura como capital cultural) el gigantesco hueco de asientos vacíos que habían dejado las peñas al renunciar a su entrada.

La estrategia se había diseñado semanas atrás, cuando el consistorio se enteró de que las 16 peñas de Iruñea, que tienen un espacio reservado en la plaza de toros, no acudirían el día 11 a la corrida para denunciar los ataques sufridos por parte del Ayuntamiento.

La imagen del tendido de sol, vacío y sin txarangas por primera vez, fue histórica. La alcaldesa de Iruñea, Yolanda Barcina, en una decisión unilateral, había decidido impedirla. Para ello, encargó un cartel para tapar los centenares de asientos que las peñas iban a dejar vacíos. No se lo comunicó a ninguno de los partidos representados en el Ayuntamiento y tampoco a la Casa de la Misericordia, la gestora de la plaza durante los sanfermines, conocida como Meca.

En lugar de ello, funcionarios del consistorio acudieron el mismo día 11 por la la mañana a tratar de desplegar el gigantesco cartel. Pero los responsables de la Meca no consintieron, alegando que las entradas estaban vendidas y que, si finalmente alguno de los compradores decidía acudir, el cartel les impediría ver la corrida.

No obstante, ese cartel se encargó mucho antes de las fiestas. La empresa a la que se asignó su fabricación cerró por vacaciones el día 4 de julio y a día de hoy continúa sin trabajar. Días antes del comienzo de los sanfermines, empleados municipales acudieron a la plaza a tomar medidas para el cartel. Sin embargo, la enseña acabó finalmente en el almacén del Patio de Caballos de la plaza. Es lo último que se sabe de ella, que el último día de los sanfermines continuaba en ese trastero.

David Castillo, portavoz de la Federación de Peñas, califica la iniciativa del gobierno municipal como «otra chiquillada infantil por parte de Barcina, algo a lo que lamentablemente ya nos tiene acostumbrados, como cuando empantanó con una cisterna la zona de calderetes de la Txantrea para boicotear la merienda». Castillo dice que la idea de colocar el cartel es algo «tan gracioso y ridículo como grave» y recomienda a la alcaldesa a «emprender una iniciativa de diálogo con los diferentes colectivos de Iruñea y facilitar así unas fiestas para todos».

La gran pregunta que se hacen ahora desde los colectivos es ¿cuánto se pagó por el cartel?. Empresas del gremio de la rotulación se ven incapaces de hacer un presupuesto aproximado, ya que hay que conocer la tela empleada. «Hacer un metro sale caro, puede costar unos 50 euros, pero el coste se va abaratando conforme se contratan más metros y, por ejemplo, si se crean cien, puede salir el metro cuadrado a unos 10 euros», explicaron a GARA ayer otras empresas de rotulación.