Estudian cómo afecta la calidad del aire en los niños en Goierri y Urola
El nivel de partículas contaminantes consideradas potencialmente perjudiciales para la salud es en los municipios del Goierri y Alto y Medio Urola similar a la de ciudades de hasta tres millones de habitantes. Lo revela un estudio llevado a cabo en este área guipuzcoana para estudiar los efectos de esa contaminación atmosférica en la población fetal e infantil.
Joseba VIVANCO |
``Evaluación de la calidad del aire en medios urbanos de Gipuzkoa'' es el título del estudio que acaban de publicar en la revista ``Gaceta Sanitaria'' varios investigadores vascos y que forma parte de un trabajo mucho más ambicioso que pretende conocer, primero, esa calidad del aire y, después, la influencia de esa contaminación ambiental en el desarrollo infantil.
El origen de esta investigación parte de los objetivos de la red Infancia y Medio Ambiente o Red INMA, constituida en 2003 a nivel estatal para estudiar los efectos del medio ambiente y la dieta en el desarrollo fetal e infantil. De ella forma parte desde 2005 como área de sus estudios Gipuzkoa, con el apoyo de la Dirección de Salud Pública de Lakua, y financiación, entre otras administraciones, de ayuntamientos de la zona analizada.
«Los seres humanos vivimos desde el nacimiento en contacto permanente con los contaminantes ambientales y esa exposición durante alguna etapa de la vida puede tener efectos negativos en etapas posteriores. Los niños, se sabe que son más vulnerables y que su exposición a contaminantes ha sido asociada a un aumento de mortalidad infantil y problemas de salud, como alergias y neurodesarrollo», explica Aitana Lertxundi, una de las coautoras del estudio guipuzcoano y técnico ambiental especialista en salud.
Sin embargo, los estudios que analicen esos potenciales efectos negativos en el periodo fetal son escasos. Y de ahí que esta investigación en Gipuzkoa se sume a ese objetivo. En su caso, se evaluó, como paso previo, la calidad de aire a la que está expuesta una población de unos 90.000 habitantes, en un entorno residencial en el que se localizan hasta 11 industrias siderometalúrgicas. Hablamos, entre otras localidades, de Azkoitia, Azpeitia, Legazpia, Zumarraga, Beasain, Olaberria o Ataun.
Durante los años 2006 y 2007, lo que hicieron fue analizar la calidad del aire medio de la zona de estudio y que se mide tanto en las llamadas PM2.5 o partículas en suspensión y de metales asociados, como cadmio, arsénico, mercurio, plomo, hierro, etc. «Esas partículas en suspensión proceden de procesos de combustión, de actividades industriales o fuentes naturales dependiendo de dónde se mida. Aquellas partículas producidas por actividades humanas y menores de 2,5 micrometros de diámetro se sabe que son perjudiciales para la salud», aclara Lertxundi.
Comparado con Atenas o Roma
Los resultados obtenidos tras analizar ese aire han sido, después, comparados con niveles encontrados en ciudades europeas con alta densidad poblacional, caso de Atenas, Frankfurt, Roma... «Esperábamos encontrar en nuestro estudio niveles inferiores de partículas y mayor presencia de metales en su composición», explica esta investigadora del Centro estatal de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública y profesora de la UPV-EHU. «En cambio hemos encontrado niveles muy similares de esas partículas de más de 2,5 micrometros que en las ciudades europeas analizadas».
En cuanto a la presencia de metales, indica Lertxundi, han encontrado lo esperado. «Mayor concentración de metales en la composisión de esas partículas, que podría atribuirse a la industria presente en el área de estudio», concluye.
Ésas son las conclusiones que presenta el estudio. Pero, ¿qué significan esos resultados? Esta investigadora lo aclara: «El nivel de partículas encontrado fue similar a cualquier ciudad europea. Pero hay que tomar en cuenta que nuestra zona de estudio tiene una densidad de población de 90.000 habitantes y la de las ciudades con las que hemos comparado, en cambio, es de más de 3 millones. Sería de esperar que zonas altamente pobladas tuvieran una mayor liberación de partículas que en zonas del interior de Gipuzkoa. En cambio, no es así y esto es consecuencia de la alta actividad industrial que existe en la zona estudiada».
Los niveles de contaminación ambiental en la zona de estudio ya se saben. Ahora toca la segunda parte del estudio. «Efectivamente, una cosa es la exposición y otra el efecto en la salud», matiza Lertxundi. En este caso, incluye seguimiento de los hijos de 638 mujeres que acudieron a su primera ecografía entre mayo de 2006 y febrero de 2007 en el Hospital de Zumarraga. Desde entonces se les ha hecho ese seguimiento durante el embarazo, nacimiento y tres años de vida de sus hijos. Y a esos niños se les analizarán aspectos de crecimiento y desarrollo neuroconductal. «Espero que el año que viene empiecen a publicarse artículos relacionados con ello», confía. J.V.
El estudio, primero de sus características en Euskal Herria, ha evidenciado que en zonas con menor densidad poblacional se pueden encontrar niveles contaminantes similares a zonas altamente pobladas y con mucho tráfico
INMA-Infancia y Medio Ambiente es un proyecto de investigación que tiene por objeto estudiar el papel de los contaminantes ambientales durante el embarazo e inicio de la vida, y sus efectos en el crecimiento y desarrollo infantil. Surgió al amparo del Ministerio español de Salud y la red INMA cuenta, actualmente, con investigadores en Catalunya, Menorca, Granada, Valencia, Asturias y Gipuzkoa. El grupo vasco lo forman investigadores de Sanidad y Medio Ambiente de Lakua, de Osakidetza y de la Facultad de Sicología de la UPV-EHU. A nivel estatal cuenta con investigadores de referencia como Nicolás Olea, catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada, que lleva años advirtiendo sobre la ingente cantidad de tóxicos con los que convivimos a nuestro alrededor y sus efectos sobre la salud. J.V.
