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Miradas renovadoras para el Zinemaldia

 

Iratxe FRESNEDA

Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

No es ningún secreto que José Luis Rebordinos merece (y debe) situarse al frente del Festival de Cine de Donostia. Teniendo en cuenta su exitosa experiencia como director de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia, el cargo que comenzara a regentar oficialmente en enero de 2011 le viene como anillo al dedo. Quienes trataban, quizá desde fuera, de aportar otros candidatos para colocarlos al frente del festival deberían considerar como una cualidad imprescindible la importancia que tiene el conocimiento de la institución en la que se va a desempeñar el cargo, y resulta que Rebordinos conoce el festival desde dentro, desde hace mucho tiempo. Por otro lado su capacidad de trabajo y su amor hacia lo que hace es algo que el donostiarra ha demostrado con creces a lo largo de su trayectoria profesional en organismos como Donostia Kultura o Nosferatu.

Además de sus capacidades profesionales Rebordinos tiene algo muy valorable: su trato llamémoslo «humano», es sencillo, amable y me atrevería a decir que buen relaciones públicas. Pero, sin embargo, no es ningún simplón, sabe lo se que trae entre manos y está al tanto de las nuevas tendencias cinematográficas, de lo que hay en el mercado, de cómo enganchar al personal y arrastrarlo hasta las salas de cine. Por otra parte es un buen comunicador, y está bien «comunicado» con otros festivales del Estado que precisamente llevan unos cuantos años aportando aire fresco y calidad a la ruta festivalera (léanse Gijón o Sitges). Por todo ello y quizá por mucho más, José Luis Rebordinos puede ser una acertada apuesta de renovación, esa que tanta falta le hace falta a un Zinemaldia que lleva demasiado tiempo resistiéndose a cambiar algunas cosas fundamentales para su continuidad. Espero, de corazón, que Rebordinos tenga ya en mente algunos de esos cambios imprescindibles, que tenga localizadas las heridas y que haga lo que buenamente pueda, que seguro no será poco. Donostia tiene suerte de contar con alguien como el para ser el nuevo estandarte del festival, sobre todo si desea sobrevivir a los vientos que soplan en los festivales europeos. La del cine es una industria en fase de cambio, y las muestras de cine como el Zinemaldia tienen que adelantarse a estos para continuar perteneciendo a su categoría (aunque esto también podría ser discutible). Sea como fuere: Eskerrik asko, Olaziregi; buena suerte, Rebordinos.

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