El ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, participó ayer junto a su homólogo francés, Brice Hortefeux, en el homenaje que se le tributó al gendarme Jean-Serge Nérin en la comisaría en la que trabajaba, en la localidad de Dammarie-le-Lys, cercana a París.

Nérin murió el 16 de marzo tras un enfrentamiento con militantes de ETA. La organización armada acusó a la Policía francesa de haber iniciado el tiroteo al disparar contra uno de los cuatro militantes que estaban ya «neutralizados», tres de los cuales consiguieron después huir junto a otros compañeros. Las autoridades de París negaron esa versión.

El pasado jueves los tribunales franceses imputaron en los hechos a Mikel Karrera, Arkaitz Agirregabiria y Iosu Urbieta. El mismo día del tiroteo fue también detenido Joseba Fernández.

La imputación se basa en las huellas y elementos recogidos en el lugar del tiroteo, cotejados después con los de los acusados tras sus detenciones. Sin embargo, todavía no está definido el nivel de implicación de cada uno de ellos en los hechos.

Tras la reunión de ayer entre los responsables de Interior de Madrid y París, el ministro francés, Brice Hortefeux, dijo ante la prensa que «con todas las precauciones» se puede afirmar que el autor de la muerte se encuentra entre los tres últimos detenidos. Alfredo Pérez Rubalcaba, por su parte, también lo considera así «con toda probabilidad».

En su comparecencia ante los medios de comunicación, Hortefeux aseguró que el Estado francés ha terminado con la «base de retaguardia» de ETA, una organización que, según agregó, «busca otro territorio» para instalarse.

Rubalcaba agradeció el trabajo de las fuerzas de seguridad francesa contra ETA por su «extraordinaria eficacia».

Ambos ministros alabaron el trabajo «codo con codo» de sus respectivas administraciones en un «combate determinado, constante e irreversible contra el terrorismo», en palabras del ministro francés, Brice Hortefeux.