La mayoría de aparatos para la tensión ni están validados ni calibrados
Pocos son los mayores de 65 años que no se controlan de manera habitual su tensión arterial y cada vez más por debajo de esa edad los que también hacen uso de tensiómetros en su hogar. El problema, según un estudio realizado en dos centros de salud vizcainos, es que buena parte de esas personas compran estos aparatos por su cuenta, sin recomendación médica, y la mayoría de ellos ni están validados y menos aún calibrados para una buena fiabilidad.
Joseba VIVANCO
Hoy día, lo primero que nos hacen los médicos en la consulta es tomarnos la presión arterial; nos ponen un manguito en el brazo, lo inflan, ponen el estetoscopio en el lugar donde se pliega el brazo, y comienzan a desinflar el manguito, lentamente, hasta que se dan por satisfechos. Si nos 14/9, genial; si nos da más alta, cuidado. En torno a un 15% de la población se sabe que es hipertensa.
Tal es la revelancia alcanzada en la consulta por esta sencilla práctica, que su medición se ha exportado a los propios hogares y, seguramente, poca gente de más de 65 años no tenga un tensiómetro en su casa. Unos, por consejo médico; muchos, por iniciativa propia. El problema es si esos controles por uno mismo se hacen como debieran.
Facultativos de los centros ambulatorios de Basauri-Ariz y Galdakao han llevado a cabo un estudio titulado ``Los tensiómetros de nuestro pacientes hipertensos'' y que ha sido presentado en el reciente Congreso estatal de Medicina Familiar y Comunitaria celebrado en Valencia. «Muchos pacientes, en los controles de la tensión arterial que les hacemos en consulta nos traen las cifras que registran en el domicilio», explica Matxalen Olarra, una de las coautoras del trabajo.
Por iniciativa propia
El hecho es que esas cifras que los pacientes traen de casa, prosigue esta experta, «las damos por válidas, sin saber realmente si lo hacen bien, si el aparato es el óptimo, si lo validan... Por ello decicimos investigar y valorar cómo lo hacían, porque teníamos la sensación también de que muchos pacientes tenían estos aparatos y queríamos cuantificarlo», añade.
Fueron ``controlados'' 98 pacientes hipertensos de ambos sexos y los resultados vinieron a corroborar las sospechas iniciales. Teniendo en cuenta, indica esta facultativa, que «lo adecuado es que se use en casa por indicación de una médico o farmacéutico», el estudio revela que el 60% de los pacientes lo tenía por iniciativa propia. «El problema es que quienes tienen el aparato por su cuenta tienden a tomarse la tensión continuamente sin saber en muchas ocasiones interpretar las cifras», cuestiona esta sanitaria.
Consultar antes con el médico
Pero lo que, sin duda, más llamó la atención de los autores del estudio fue el elevado porcentaje de tensiómetros no validados; nada menos que el 80% de ellos. «Hemos seguido como referente los protocolos publicados por las principales agencias médicas en la materia. No quiere decir que sean malos aparatos, pero sí que no ha sido probada su adecucación para medir la tensión arterial por una de las tres sociedades científicas que se dedican a ello», puntualiza.
A juicio de esta especialista, «si un hipertenso desea comprar un aparato de éstos, debería consultarlo antes con su médico de familia para valorar la pertinencia de la compra, el tipo de aparato y el uso que debe dársele». Llama la atención que en este estudio se han cuantificado hasta 33 modelos diferentes de aparato correspondientes a una veintena de marcas.
Otro problema añadido es que estos tensiómetros deben ser calibrados, es decir, deben ser revisados al menos una vez cada dos o tres años, dado que los aparatos con el uso se van desajustando. Pues bien, sólo un 6% de los pacientes lo hace. Lo que no sabe la gente es que las farmacias ofrecen la posibilidad de enviarlo a la casa comercial para que lo hagan. «Otra posibilidad es llevar el aparato a la consulta y compararlo con el nuestro», invita Olarra.
A pesar de estas carencias observadas, al menos un 65% de los pacientes entrevistados tenía un buen control de su tensión arterial y en un porcentaje similar sabían correctamente cómo debía ser la colocación del manguito y la técnica para una buena medición. Eso sí, por contra, una de cada tres personas se automide la tensión de manera incorrecta.
La mayoría, por cierto, se toma la tensión en el brazo -da igual en el derecho que en el izquierdo, aunque se suele optar por el primero por estar la arteria más cerca del corazón-, una manera más exacta de medición que en la muñeca.
«El análisis de la tensión arterial es la causa más habitual para motivar un tratamiento médico a largo plazo en las personas sanas», denuncia el periodista alemán Jörg Blech en su best seller ``Los inventores de enfermedades''. Y es que tener la presión arterial -que no es sino la fuerza con la que el corazón empuja la sangre a través del cuerpo- fuera de los niveles considerados ``normales'' no es por sí mismo una enfermedad, sino un factor de riesgo a vigilar. «Un paciente adulto sin antecedentes debería tomar su tensión cada 5 años para realizar una detección del problema. Como todo, hay gente que se obsesiona y se la toma de manera compulsiva y desordenada, lo que no ayuda a tomar decisiones», aclara el médico de familia Vicente Baos, madrileño autor de ``El Supositorio', una de las bitácoras médicas más respetadas del panorama blogero estatal. Sobre la crítica de que la ``medicina'' tiende a ``engordar'' las cifras de hipertensos ampliando los parámetros que miden la tensión arterial, cree que «ha ocurrido, por ejemplo, en los pacientes diabéticos, en la pre-hipertensión.... Pero la comunidad científica, al final, ha puesto las cosas en su sitio», rebate. J.V.
La presión arterial es muy variable en la propia persona, es muy variable de unas personas a otras, varía a lo largo del año o del día, e incluso en verano suele estar más baja que en invierno, lo mismo que en la playa frente a la montaña.
140/90 ó 14/9 son los parámetros de lo que podría considerarse una tensión arterial «normal», eso sí, es tanto más sana cuanto más baja, por eso la óptima sería tenerla entre 12/8, frente a los 18/11 cuando ya estamos ante una hipertensión severa.