Dos personas, una de ellas armada con una pistola, secuestraron ayer un taxi y obligaron al conductor a transportar una bomba hasta una comisaría de Derry, en el norte de Irlanda, donde el artefacto explotó a las 03.20 de la madrugada -02.20 hora local-.

Los secuestradores eran, supuestamente, grupos disidentes del IRA, según afirmaron fuentes policiales.

La explosión del vehículo no causó ningún herido, pero sí produjo importantes daños materiales en los muros de la fuertemente fortificada comisaría y algunos edificios colindantes, como un bloque de apartamentos y una residencia de ancianos. La bomba estalló tras la huida del conductor del taxi y después de una llamada que permitió evacuar la zona.

El alcalde de Derry, el nacionalista Colum Eastwood (SDLP), condenó el atentado en declaraciones a la emisora de radio BBC Radio 4, y afirmó que el acto fue perpetrado por «un grupo muy pequeño de disidentes republicanos». Su compañero de partido Mark Durkan calificó la acción de «cobarde, peligrosa y vulgar», recalcando que sus responsables «no conseguirán nada con su campaña de violencia».

En mayo esta misma comisaría de Derry fue blanco de otro ataque de una proyectil de mortero, que impactó contra el muro defensivo y no llegó a explotar. En abril, otro coche bomba explotó en la comisaría de Newtownhamilton.