Raimundo Fitero
Controlar y trabajar
Los controladores aéreos, ¿qué hacen en su trabajo cotidiano para ganar una media de doscientos mil euros anuales, horas extras (y muchas) aparte? ¿Qué carreras, masters, especializaciones deben estudiar, además del inglés, para acceder a ese trabajo tan bien pagado? Los cirujanos de élite, ¿cobran cantidades similares? Pues para llegar a meter el bisturí en una piel se necesitan muchos años de estudio, muchos cursillos, guardias, residencias y horas dedicadas a ver las entrañas de animales domésticos.
Pero, ¿qué hacen los controladores? No me contesten que les extraña que por primera vez en la historia vayan a hacer una huelga legal, con las veces que han aparecido chantajeando a gobiernos y ciudadanos, porque eso forma parte de su arte. Lo mismo que sufrir enfermedades colectivas que una vez pasan los inspectores de la Seguridad Social resultan ser tan leves que vuelven a coger el alta inmediatamente, pero después de haber creado la tensión suficiente. No entiendo muy bien los privilegios de casta de estos dos o tres millares de funcionarios especialistas. Pero si cuando lean estas líneas no han dicho todavía la fecha de su huelga, ya se la adelanto yo: el miércoles 18 de agosto. ¿La razón? Tengo que volar y debe existir algo personal entre esos millonarios y este proletario, porque cada vez que estornudan, yo pillo casi una pulmonía en los aeropuertos.
Tiene que dar gusto ir a trabajar cobrando esas cantidades, aunque a Belén Esteban, que tampoco está mal lo que cobra, más o menos la mitad al mes, se cabrea si tiene que trabajar un poco más fuera de tarifa. Tuvieron una bronca ella y la presentadora sustituta Paz Padilla, porque le pidió que adelantara algo de lo que va a vender, perdón a hablar, en un programa semanal. Se negaba la operada y entre bromas y veras la Padilla le dijo «tampoco te matas a trabajar». Y ahí ardió el oxígeno del pelo tintado de la de San Blas, empezó a lanzar improperios, hizo su número de cada semana, hacer ver que abandona ofendida el plató y todo quedó en un episodio más de este disparate asumido como referencial. Se hace muy difícil conjugar los verbos controlar y trabajar. O al revés.