¿Qué buscan con la manifestación bajo el lema «Euskal Herriaren eskubideen alde»?

Reivindicar nuestros derechos particulares y colectivos. Creemos que es algo evidente, pero no por ello dejamos de pedirlos y de exigirlos. Nuestros derechos particulares como vascos y vascas están vulnerados en cantidad de ejemplos: en el de la lengua, en el ámbito económico, en la cultura... nuestros derechos colectivos se marginan en la misma medida. Mira lo que ocurrió con el último intento de consulta, y eso que no venía desde sectores próximos a los que convocamos la manifestación; aún así el convocante casi acaba en prisión y era el lehendakari.

¿Esta situación también tiene reflejo en Donostia?

Sí. No tenemos que ir muy lejos para encontrar vulneraciones de este tipo. Los donostiarras tampoco somos consultados sobre la entrada del tren de alta velocidad en la ciudad o sobre los presupuestos municipales. El hecho de que en los plenos no se hable en euskara o que un montón de ciudadanos no puedan ejercer su derecho a voto son claros ejemplos de estas vulneraciones.

Se hace una utilización perversa de la política. A día de hoy, la democracia se reduce a poder ejercer cada cuatro años el derecho a voto, y algunos ni eso. Nosotros entendemos que el mayor valor que tiene la democracia es la participación de los ciudadanos. Estamos en las antípodas de esta situación pero nosotros, por lo menos, queremos ser agentes activos.

Tras este llamamiento hay un grupo de ciudadanos donostiarras. ¿Qué les ha llevado a realizar esta convocatoria?

No nacemos para esta convocatoria. Donostia es una ciudad pequeña y nos conocemos todos, más si cabe entre los que tenemos una edad, como Txillardegi, que estaba en la rueda de prensa y puede ser el decano o el paradigma de la gente comprometida. Somos gente de diversos sectores que normalmente tenemos relación a la hora de reivindicar nuestros derechos y a la hora de trabajar en común. Y ése fue el punto de partida de esta manifestación, fue un poco el sentir general lo que hizo que nos lanzáramos a la aventura, de una forma espontánea.

Entonces, ¿qué une a este grupo de personas?

Lo que nos une es el querer vivir como vascas y vascos, educando a nuestros hijos en nuestro idioma, celebrando con nuestras selecciones deportivas... Queremos llegar una situación normalizada. Ahora existe una crispación alimentada desde Madrid y París, y nosotros queremos superar esta situación. Lo único que pedimos es que nos dejen vivir como vascos y vascas, no pedimos ni más ni menos; ni queremos ser ni más ni menos que nuestros vecinos. Por eso pedimos que se respeten nuestros derechos. Creo que estamos en el punto básico de lo que entendemos por democracia.

Desde que ofrecieron la rueda de prensa algunos medios de comunicación, como «El País», les han puesto en la diana con titulares como «Batasuna desafía a Interior con una nueva manifestación en Semana Grande». ¿Qué opinión tienen al respecto?

El trato recibido por ``El País'' es sintomático y peligroso, puesto que este medio puede ser el portavoz del partido actualmente en el Gobierno español. La noticia nos causó perplejidad. En mi caso, además, que hice de portavoz -comenta Iñaki Egaña-, se me decía que era próximo a formaciones ilegalizadas. ¿Qué es eso? ¿Ser próximo es un delito? Por esa regla de tres, yo tengo un vecino que es concejal del PP. Realmente me parece una auténtica gamberrada, pero en este país las gamberradas a veces van a misa y... Pese a todo, estamos convencidos de que no habrá ningún problema para que la manifestación se pueda hacer con normalidad.

¿Qué respaldos están recabando en los últimos días?

Queremos que la manifestación sea una demostración de la reivindicación de nuestros derechos lo más amplia y colorida posible. Para ello hemos trabajado explicando nuestra intención a diversos colectivos y personas. Pedimos algo tan sencillo y tan simple como el respeto de nuestros derechos. La respuesta obtenida nos hace pensar que la manifestación va a ser bastante amplia y colorida. Al fin y al cabo, el objetivo de la marcha es calar en toda la ciudadanía, en todos los sectores.

De producirse una prohibición, ¿qué respuesta plantean?

En principio, lo que haríamos sería juntarnos y ver entre todos qué hacer, valorando los respaldos cosechados. Desde luego, lo que no vamos a hacer es una pelea. No queremos defender una posición numantina con la manifestación, pero no entra dentro de nuestra perspectiva que una manifestación que pide el respeto de los derechos pueda ser vetada. Nosotros trabajamos con una sola hipótesis, que es que la manifestación sea permitida, por lo que en estos momentos nos estamos centrando en reunir al mayor número de gente.