El Gobierno de EEUU no aprecia un «riesgo de proliferación» por la primera central iraní, construida por ingenieros rusos cerca del puerto sureño de Bushehr y que inició ayer sus operaciones de carga de combustible del reactor, según indicó el Departamento de Estado.

«Reconocemos que el reactor de Bushehr está diseñado para proporcionar energía nuclear civil y no lo vemos como un riesgo de proliferación», explicó, en declaraciones recogidas por France Presse, Darby Holladay, portavoz del Departamento de Estado en Washington.

A su juicio, el reactor de Bushehr, destinado a fines civiles, es una prueba de «que Irán no necesita una capacidad propia de enriquecimiento [de uranio] si sus intenciones son puramente pacíficas».

El Ejecutivo británico también expresó su opinión sobre la central nuclear y, en ese sentido, instó a Teherán a aclarar todos los aspectos de su programa nuclear para terminar así con la «inquietud» generada a nivel internacional ante la puesta en marcha de la estación de Bushehr y los supuestos fines militares del programa iraní.

En un comunicado oficial, el secretario de Estado británico de Exteriores, Alistair Burt, aseguró que Londres siempre ha «respetado» el derecho de Irán a desarrollar un programa nuclear exclusivamente civil.

No obstante, puntualizó que «el problema» reside en el «continuado rechazo» de ese país para convencer a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y a la llamada comunidad internacional de que sus proyectos de enriquecimiento de uranio son «exclusivamente pacíficos».

Tanto Teherán como Rusia sostienen que Bushehr únicamente está destinada a generar electricidad y que sus instalaciones no pueden ser utilizadas con fines militares.

«Garantizado al 100%»

El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, afirmó ayer desde Moscú que el uso civil de la central de Bushehr está «garantizado al 100%» y añadió que el hecho de que Rusia haya suministrado el combustible «demuestra que se aplican todas las reglas de no proliferación».

El Kremlin consiguió que la ONU excluyera a Bushehr del embargo internacional sobre la transferencia de equipamiento o tecnología nuclear a Irán comprometiéndose a suministrar el combustible necesario.

Varios expertos salieron también a la palestra para quitar hierro al revuelo generado por la central al afirmar que ésta no representa un peligro de proliferación atómica, aunque se mostraron preocupados por el objetivo último de la República Islámica.

Según Mark Fitzpatrick, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos de Londres, «la central presentaría un peligro si Irán la utilizara para otros fines», como por ejemplo la fabricación de plutonio, con el que se pueden fabricar armas nucleares. «Pero en este caso preciso, la AIEA -que supervisa la central- lo sabría», añadió.

Inspectores del citado organismo vigilarán muy de cerca el arranque de la producción energética y, del mismo modo, se asegurarán de que el combustible usado en Busher regresa a Rusia para que Teherán no pueda utilizarlo.

Por ello, «si Irán intentara desviar el combustible para transformarlo en plutonio o utilizar el combustible de origen para enriquecerlo a niveles más altos», acabaría sabiéndose, según Fitzpatrick.

Para Mark Hibbs, miembro del centro de investigación Carnegie Endowment, «teóricamente, cada reactor nuclear es una amenaza de proliferación en el sentido de que el combustible utilizado puede desviarse y reutilizarse para fabricar plutonio para bombas».

Pero aclaró que en la última mitad de siglo, no se ha desviado «combustible de una central nuclear bajo supervisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica para fabricar bombas de prisa y corriendo».