CRíTICA teatro
Un gris reluciente
Carlos GIL
Con este trasfondo, aquí colocado demasiado al fondo, un equipo de músicos, bailarines, cantantes y actores van pasando a la velocidad del rayo sobre una esquemática dramaturgia que a golpes de efecto va componiendo las vidas, los personajes, las situaciones, en una puesta en escena muy dinámica, y en donde las coreografías se convierten en pedazos narrativos y en los que se exige a todo el elenco una multidisciplinariedad que ofrecen de manera generosa, destacando las dos protagonistas, Marta Ribera y María Blanco, y en el terreno actoral Fedor de Pablos, y J. Giró.
Estas producciones alcanzan niveles de perfección y nitidez y los equipos técnicos logran que la iluminación complemente el escaso espacio escénico liberado y el sonido consiga que la orquesta en directo y todos los intérpretes suenen a la perfección. Un musical, bien hecho.