Urdaibai no arroja la toalla, de momento, en la lucha por el título liguero y, tras situarse a tres puntos del liderato gracias a su exhibición de ayer, demostró que está dispuesto a combatir hasta la extenuación por una guerra que a punto estuvo de perder no hace mucho tiempo entre las olas de Zarautz. Sin embargo, cuando más cuesta arrastrar la pala entre las corrientes fatigosas de las rías, es cuando la cuadrilla bermeana saca a relucir todo su potencial.

Además, no sólo dispuso de un escenario propicio para su maquinaria, si no que, Urdaibai, a más de 120 kilómetros de Bermeo, se sintió como en casa. Y es que para este curso que se presumía muy exigente la plantilla vizcaina se reforzó con nada menos que cuatro remeros procedentes de Astillero, y el propio José Manuel Francisco, otro rostro ilustre en la Bahía de Santander, afirmaba que conocía todos los rincones del campo de regatas, pero que era incapaz de hacer algo para que la trainera navegara más rápida.

De ello se encargaron los hombres que se sentaron en las tostas de la Bou Bizkaia: Zulaika, Ojeda, Zabala, Colunga, Viudez, Azkue, Montenegro, Millares, Polo, Mañas, Pazos, Portularrume, Rua y el patrón Uribarren.

Los pupilos del preparador gallego, sabedores de las márgenes exiguas que se dan en las contrarrelojes de ría, salieron dispuestos a romper el tiempo marcado por Castro en la segunda tanda, y el paso por la primera ciaboga ya delataba las intenciones de los bermeotarras. Urdaibai dominó los tiempos a su antojo y cuando ya contaba con una renta de cuatro segundos sobre Orio en la tercera ciaboga, se marcó un cuarto y último largo para enmarcar. La «Bou Bizkaia», en apenas una semana de intervalo, pasó de ser un navío sin rumbo a convertirse en una fragata de 120 cañones con todas sus velas extendidas a favor del viento. El bote bermeano se mostró intratable y dio aviso de lo que es capaz de hacer en esas condiciones.

Los aguiluchos, por su parte, aguantaron bien las embestidas y tiradas de la trainera vizcaina y se aseguraron antes de la tercera maniobra, como mal menor, que ningún intruso hiciera aparición en los primeros puestos de la clasificación. De este modo, los guipuzcoanos siguen afincados en lo más alto de la tabla y pese a perder parte de su botín se pudo ver un líder fuerte y sólido.

Última contrarreloj

La regata disputada en aguas de El Astillero fue la última en disputarse en modalidad contrarreloj antes de la tan temida clasificatoria de la Bandera de la Concha, aunque las condiciones del campo de regatas no fueran ni parecidas. Incluso la predisposición de alguno de los participantes para tratar de lograr su objetivo distó a la mostrada en otras competiciones. Y es que Jose Luis Korta alineó a su equipo «C» tratando de dar descanso a muchos de sus «galácticos» y la «Bizkaitarra» acabó hundiendose en la clasificación, a casi un minuto del vencedor. De esta forma, Kaiku dice adiós a toda posibilidad de acabar entre los ocho mejores embarcaciones de la liga y no disputará las últimas dos pruebas.

De momento la octava plaza tiene nombre y apellidos y aunque a principios de temporada la embarcación de San Pedro se conjuraba para afrontar una de sus más duras campañas, los pasaitarras han terminado el calendario con los ojos puestos en la zona noble de la clasificación.

Otro de los vencedores morales de la jornada de ayer fue sin duda Castro. «La Marinera» firmó un regatón y tras superar con claridad a los anfitriones tuvo el honor de acabar la jornada como la trainera cántabra más rápida, todo ello en una de las banderas con más historia. A tan sólo dos segundos de Castro terminó Pasai donibane, que cuajó una buena actuación.

XIII Bandera Real Astillero de Guarnizo