Los primeros en arribar al punto de encuentro son los de Askapeña, a los que les da tiempo a fotografiarse en las escalinatas consistoriales. Luego llegan los de Satorrak, Aixeberri... Los «komantxeros» lo hacen con un tótem-móvil y aguardan a la avanzadilla de Sin Kuartel con sus altavoces a todo tren para empezar la fiesta. Son casi las 17.30 y el calor aprieta por encima de los 30º. «Argazki de equipo», invita una a sus compañeros de grupo, mientras va lle- gando el resto de comparsas que curiosamente se colocan «a la sombra del Ayuntamiento».

Minutos antes de la hora, pregonero y chupinera llegan flanqueados por un «etiquetado» séquito de comparseros. Isidro Elezgarai apaga un cigarro y enciende otro; Aratz Irazabal no deja de moverse al son de la música. Junto a los representantes de cada comparsa se retratan delante del ayuntamiento, ellos y ellas con nariz de payaso.

Es la hora. Los albokaris se arrancan con sus instrumentos hacia el Arriaga, seguidos de la comitiva, ahora formada también por una troupe de cabareteras guiadas por La Otxoa. Detrás, el desfile de konparsas. Los primeros son los de Txinbotarrak, lasai, lasai, que diría Caparrós. Los primeros sones de batuka corren por cuenta de los artziniegarras de Builaka, que hacen bailar a los de Satorrak. Altxaporrue les pisa los talones con un par de carritos de la compra bien surtidos.

Una bruja muy traviesa precede a los de Kaixo, y tras ellos los de gazte eta gorri, los Kaskagorri con sus banderas, vehículo y el inseparable Asterix. Sin Kuartel, katxi en mano, les sigue de cerca, mezclados con los Pa...Ya y su cabeza de lobito. Más marchosos irrumpen los de Biziza-leak, algunos vestidos de «toreros torturadores».

Askapeña con pancarta y todo, Moskotarrak, la cañera batukada de las chicas de Mamiki a las que siguen el ritmo los de Hontza, «los-las» siempre sorprendentes de Pinpilinpauxa, muy de rosas, los azulones de Algara, los naranjas de Komantxe, Zaratas, los animados de Aixeberri con fanfarre propia, Mekagüen! y su supermojito, Tintingorri o los «treinteañeros» de Lehoiak y sus pancartas críticas con lemas como ``Pregonero no, es un banquero'' o ``¿Pregonero de Cáritas? Carota''.

Las comparsas van llegando al Arriaga e inundando su plaza. Ahí está Uribarri, Txori Barrote, Eguzkizaleak y su peculiar fanfarre de turutas, Abante!, los caracoles de Hau Pittu Hau... son las 18.20 y ya están todas. «Azkuna el que no bote», cantan los de Kaskagorri, «Peña, peña, peña, Askapeña», hacen lo propio los internacionalistas.

Aún falta un rato para que Marijaia las reciba a todas. Pero la espera merece la pena. Mientras la gente va llegando al Arriaga, en el cogollo, allá abajo en la plaza, la temperatura sube y sube como ni el propio Urko Aristi había pronosticado. Un baile aquí, un descorche de champán acá, una bolsa de harina allí... Gure Marijaia badator.