Regresa a Viena una década después el cuadro de Schiele expoliado por los nazis
El «Retrato de Wally», famosa obra robada por los nazis y protagonista de una larga batalla legal, cuelga desde ayer en el Museo Leopold de Viena, junto a un autorretrato de su autor, el pintor Egon Schiele.GARA | VIENA
La tela, de 32,7 x 39,8 cm., fue colgada ayer junto al autorretrato de su autor, el expresionista Egon Schiele (1890-1918), por la viuda del director y fundador del museo Leopol, Rudolf Leopold, fallecido el pasado mes de junio. Y lo hizo en una ceremonia «dedicada» a los numerosos medios que se concentraron para constatar el fin de una operación que, tras una dura batalla legal, se ha cerrado con un acuerdo extrajudicial con los verdaderos herederos del cuadro, consistente en el desembolso de 19 millones de dólares, unos 14,5 millones de euros.
Este «Retrato de Wally», apodo de la amante de Schiele, Walburga Neuzil (1894-1917), fue el primer caso denunciado públicamente de expoliación de bienes judíos por los nazis en Austria. La pintura de Egon Schiele, uno de los principales pintores del expresionismo austríaco junto a Gustav Klint, fue adquirida en 1954 por el Museo Leopold y todo el asunto saltó cuando fue cedida en 1997 para ser exhibida en el Museo de Arte Moderno de Nueva York como parte de una retrospectiva sobre Schiele.
Los herederos de la galerista judía Lea Bondi Jaray, a quien los nazis expoliaron su galería y ese cuadro en 1938 (falleció en Londres en 1969), informaron a la justicia norteamericana de los orígenes del cuadro, que decidió confiscarlo. Según las conclusiones de los historiadores, un colaborador del partido nacionalsocialista se apoderó ilegalmente de la pieza y, tras pasar por otras manos, llegó finalmente a ser posesión del museo Belvedere de Viena, que en 1954 la vendió a Rudolf Leopold.
La confiscación del cuadro, al finalizar la exposición dedicada a Schiele en el MoMA, supuso para Austria el tardío inicio de una discusión sobre la propiedad arrebatada por los nazis que no había sido restituida. El debate llevó a un cambio radical en la política de la república alpina, para investigar el origen y, de proceder, restituir a sus legítimos herederos las obras que estaban aún en museos e instituciones austríacas.
La larga batalla legal confluyó el 20 de julio pasado, con el acuerdo económico entre ambas partes. La Fundación Leopold tiene previsto vender seis de sus obras para financiar el retorno de «Wally».
Según la Elisabeth Leopold, Wally se ha reunido con su «otra» mitad. codiciada obra.
En sus escritos sobre Egon Schiele, Leopold, el coleccionista de arte más importante de Austria, fallecido hace dos meses, resaltó reiteradas veces su convicción de que el pintor, que apenas vivió 28 años, creó la imagen de Wally como «complemento a su autorretrato». No sólo porque el formato de ambos cuadros es idéntico, sino también por los parecidos formales y de estilo que los caracterizan.
Bajo el título «Wally y las consecuencias», en el preámbulo de la sala 10 se relata en varios paneles, con fotos y documentos, los detalles de la larga batalla, pero también el contexto de historia del arte de la pintura y la biografía de la retratada.
«Este cuadro provocó un cambio de actitud en la política que ha conducido a la adopción de la Ley de Restitución vigente en la actualidad», dijo ayer Elisabeth Leopold. «No se trata de un triunfo. Si bien nos alegramos de que cuelgue aquí, no debemos olvidar lo que sucedió, lo que fue una vez y se perdió para siempre», recordó su hijo Diethard Leopold.