El avión que transportaba los restos mortales de los dos guardias civiles y el intérprete muertos el miércoles por un policía afgano aterrizó ayer en la base aérea de Torrejón.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, altos mandos castrenses y familiares de las víctimas estuvieron presentes.

Al término del acto de recepción, y tras consolar a los familiares de las víctimas, Zapatero y Rajoy intercambiaron opiniones sobre la situación en Afganistán en un grupo en el que estaban entre otros, los ministros del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de Defensa, Carme Chacón, así como el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general José Julio Rodríguez, quien viajó ayer al país asiático para acompañar el retorno de los cuerpos de los muertos.

Tras el acto, los cadáveres del capitán José María Galera, y del alférez Leoncio Bravo fueron trasladados a Logroño, concretamente a la sede de la Unidad de Acción Rural (UAR) de la Guardia Civil, donde se instaló la capilla ardiente.

El funeral fue presidido por el príncipe Felipe de Borbón y por su esposa Leticia, y a él asistió, entre otros, el ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Además de los dos guardias civiles, en el atentado murió Ataollah Taefik, un intérprete de nacionalidad española pero de origen iraní que huyó de su país hace 30 años perseguido por profesar la religión bahá'í. La crisis en su negocio de alfombras le hizo enrolarse para Afganistán.