Raimundo Fitero
Con un puntero
Si dicen que la televisión y sus habitantes habituales, viven de la imagen, encontrarse en una plataforma la cadena Telesur dedicada a dar veinticuatro horas seguidas noticias en español, referenciadas la mayoría de ellas a asuntos de los países iberoamericanos, una especie de sección de internacional constante, es descubrir que todos los tópico saltan por los aires a poco que alguien decida colocar a un hombre cincuentón, de voz profunda, con un puntero en la mano señalando pormenorizadamente en algunas regiones del mapa-mundi para analizar hasta la extenuación la realidad política internacional.
Las razones que uno encuentra para considerar excepcional esta opción es que su intervención dura bastante más de media hora, con leves interrupciones de publicidades promocionales, que se emite en horario de mañana, aunque tiene multidifusión y abarca varios husos horarios y que ese hombre opina con criterios fundados, críticos, no es una voz complaciente con las ideas predominantes, capaz de aportar datos sobre la situación de Irak y Afganistán frontalmente críticos con la administración americana, pero no solamente con la anterior, sino también con el cinismo de la actual, encabezada por Obama que es capaz de contradecirse en pocas horas, tanto en lo político como en lo militar.
Pero si faltaba algún ingrediente, el conductor, lleva un parche en su ojo derecho, negro, inmenso, con sus sujeciones bien visibles atravesando su cabeza. Es una imagen imponente, inusual, como de otros tiempos, pese a que lleva un terno perfecto, con corbata, su porte es impresionante. Y ahí lo tienen, desgranando la situación mundial, aportando datos y opiniones muy fundadas y argumentadas. Escuchándole uno se siente trasladado a otros tiempos, políticos, peor sobe todo, televisivos, porque se hace despacio, yendo de conflicto en conflicto, de situación en situación y no como las noticias de internacional en nuestras cadenas, un boletín oficial del imperio, más algunas anécdotas infumables todas amontonadas. El hombre sale con un puntero, de los de antes, como los maestros. Sus opiniones tienen poso y orientación política muy marcada. Y es pura televisión en vivo.