El control de las audiencias
«Un juego de inteligencia»
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Se estrena con tres años de retraso el tercer largometraje del austriaco Hans Weingartner, que fue presentado por Alemania en el Donostia Zinemaldia del 2007 con la presencia estelar de Moritz Bleib. La razón del tardío estrenopuede que resida en que no consiguió tanto impacto como sus previos «El ruido blanco» y «Los edukadores», pero eso no significa que sea una película peor, ni mucho menos. Estamos ante un realizador que siempre busca provocar al público con temas puntillosos de la actualidad, y tal vez «Un juego de inteligencia» sea una sátira demasiado amable. Los protagonistas nunca pretenden llegar a ser un peligro social como los de «Los edukadores», sino que se conforman con incomodar a los directivos de las televisiones. Moritz Bleibtreu da vida a uno de ellos, hasta que se harta de estar al servicio de la telebasura y decide declarar una guerra oculta contra los programas sin otro contenido que el publicitario.
«Un juego de inteligencia» cuestiona los sistemas de medición de la audiencia televisiva, presentando a un grupo antisistema que decide de manipular los medidores domésticos para que los programas culturales aparezcan como los más vistos. Como las productoras de las cadenas se guían por las estadísticas, al comprobar que la programación cultural sube en número de telesepectadores, se pondrán a programar documentales, tertulias y sesudas entrevistas a todas horas.