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Terroríficos rodajes de verano

 

Iratxe FRESNEDA

El verano es una buena época para aquellos rodajes que necesiten de exteriores. Llueve poco (o eso dicen...) y este hecho climatológico, unido al mayor número de horas con luz natural, hace posible economizar recursos.

Precisamente estos días acaba de comenzar en Santiago de Compostela y con lluvia incluida el rodaje de la última historia de Pedro Almodóvar, «La piel que habito». El director manchego lleva una década madurando su decimoctavo proyecto cinematográfico. Dicen que ha escrito alrededor de nueve versiones de esta historia de terror basada en la novela «Tarántula», de Thierry Jonquet. El argumento relata la historia del doctor Ledgard, un famoso cirujano plástico que trabaja en la creación de una nueva piel que hubiera podido salvar a su mujer, fallecida calcinada en un accidente de coche.

José Luis Alcaine vuelve a colaborar con Almodóvar como director de fotografía, al igual que Alberto Iglesias, que de nuevo será el artífice de la banda sonora musical del filme. Elena Anaya, Marisa Paredes y Antonio Banderas forman parte del reparto de una cinta en la que el director de «Átame» vuelve a rozar el género del cine negro y apuesta por el de terror, tan de moda en nuestros días. El rodaje tendrá una duración de once semanas y cuenta con un presupuesto de 10 millones de euros, casi nada. Quizá, por lo que está en juego (mucho dinero) nada puede quedar en manos del azar y Almodóvar (como debiera ser) ha supervisado personalmente las localizaciones del rodaje: Galicia y Madrid son los escenarios escogidos para la película. Como podéis comprobar, el filme acaba de comenzar su grabación y ya estamos hablando de él: así trabaja un buen equipo de «comunicación», promocionando lo que aún no existe.

Unos en Galicia y otros en Londres, como Juan Carlos Fresnadillo, quien rueda en la ciudad inglesa «Intruders», otra de terror. El canario, que fue candidato a un Óscar por su cortometraje «Esposados» y que posteriormente filmaría con éxito «Intacto» y «28 semanas después», continúa moviéndose en el género que le vio nacer como realizador para filmar una historia que habla de los miedos infantiles. Con Clive Owen interpretando a uno de los personajes principales -«un héroe que se degrada y baja a los infiernos»- Fresnadillo pretende dejar de lado, al menos por el momento, las películas de zombis y centrarse en una historia que investiga la importancia que tiene el legado, digamos psicológico, que dejan los padres y las madres a sus vástagos. Todo muy profundo y muy terrorífico.

 
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