Los catorce activistas canarios que fueron detenidos y golpeados el sábado por la Policía marroquí durante una manifestación en apoyo al pueblo saharaui en El Aaiún denunciaron ayer a su llegada a Las Palmas de Gran Canaria que la represión «brutal» que han sufrido es una muestra de la que Marruecos ejerce a diario sobre los saharauis.

Los integrantes de la organización SaharAcciones, quienes a su llegada a la capital grancanaria fueron recibidos por un amplio grupo de simpatizantes que portaban banderas del Frente Polisario, anunciaron que acudirán a la Justicia por la situación que vivieron en El Aaiún durante el fin de semana.

Una de las integrantes del grupo, Carmen Roger, explicó que durante su estancia en el hospital se percató de que ni siquiera las mujeres y los niños son respetados por la Policía marroquí, y añadió que los agentes le retuvieron la receta con la prescripción de los medicamentos que le dispensaron.

Otra de las activistas, Sara Mesa, denunció que lo que les ha sucedido es tan sólo una muestra de lo que ocurre habitualmente en el Sahara Occidental, donde las comisarías marroquíes son «cárceles medievales y centros de tortura».

Anselmo Fariñas, otro de los agredidos y detenidos el sábado, exigió que el Gobierno español asuma la responsabilidad sobre el Sahara ocupado y denunció la actitud del Gobierno francés, impasible ante la represión de Marruecos.

Los catorce activistas ya trataron de denunciar el trato recibido ante la Misión de la ONU para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), pero ésta no quiso aceptarla.

Madrid pide información

Por su parte, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó ayer entrar a valorar lo sucedido con los activistas canarios en El Aaiún a falta de las «explicaciones» que se han pedido a Rabat. Zapatero, quien expresó su preocupación por los hechos, consideró que «es lógico» esperar a que Rabat ofrezca información sobre lo ocurrido y evitó hacer «una valoración anticipada».

El Ejecutivo subrayó que «es un principio esencial de la política exterior» del Gobierno español el «mantener una buena relación con un país vecino como Marruecos, con el que compartimos muchos intereses» y recalcó la importancia de responder con «diplomacia seria pero sensata».

Por este motivo, ayer, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores español, Juan Pablo de Laiglesia, habló con su homólogo marroquí para pedir información y «averiguar lo ocurrido», explicó AFP.