La próxima vacuna gripal que las autoridades sanitarias administren en la campaña otoñal llevará incorporado el virus de la mediática gripe A. «Cuando aparece una pandemia, el virus que la origina desplaza a los demás virus gripales y es lo que ha ocurrido. La mayoría de casos gripales del año pasado y de los que se diagnostican actualmente en el hemisferio sur están originados por el mismo virus, por tanto, antígenos de este virus deben estar incluidos en la vacuna estacional», aclara Aurelio Barricarte, responsable de Epidemiología de Osasunbidea.

Este experto epidemiólogo forma parte junto al también reconocido especialista Txema Arteagotia, su homólogo en Osakidetza, del grupo de `sabios' que conforman el recién creado Observatorio para el Estudio de las Vacunas, a nivel estatal. «El objetivo de esta entidad será el de difundir entre los profesionales sanitarios, y también en la población, la evidencia científica existente en cada momento acerca de las características de las vacunas», explica.

Su presentación pública fue a principios de julio y algunas voces ya les han tildado de lobby farmaceútico a favor de las vacunas. Barricarte lo niega de plano: «Yo no podría defender en el Observatorio aspectos contrarios a los del Programa de Vacunaciones de Navarra, por decir algo. Y aunque no me gusta hablar de mí, se me asocia a nivel científico reciente a estudios que han evidenciado la falta de efectividad de la anterior vacuna antineumocócica heptavalente en nuestra población».

Dudas que se siembran tras lo ocurrido con el grupo de expertos que aconsejó a la OMS sobre la polémica vacuna contra la gripe A. Este epidemiólogo aclara que «nuestro trabajo no será aconsejar a un organismo internacional, sino estar al pie del cañón colaborando con los médicos y enfermeras de atención primaria para obtener altas coberturas de vacunación en nuestros programas».

Vacunas polémicas

La meta última de este Observatorio, insiste Barricarte, es «tratar de evitar que con informaciones sesgadas acerca de la eficacia, efectividad o seguridad de las vacunas se limiten los logros obtenidos hasta ahora y los que se vayan a obtener en el futuro». Lo que parece evidente es que, tratándose de vacunas, no les faltará trabajo. «Eso espero», señala. El problema es que en los últimos tiempos, con casos polémicos como los de la vacuna contra el rotavirus, la del virus del papiloma humano o cáncer de cérvix, o la propia contra la gripe A, la imagen vacunal se ha visto dañada.

Respecto a la segunda, Barricarte rechaza el calificativo de «vacuna del márketing del miedo» que algunos le han dado. «¿Alguien puede pensar que los programas de detección precoz de cáncer de cuello de útero son el resultado del márketing del miedo? Tanto este programa como el de vacunación frente al virus del papiloma humano, implantados en Navarra, pueden evitar el 70% de los cánceres de cuello uterino. Y el primero es infinitamente más caro que aplicar tres dosis de vacuna a cada mujer como en el del papiloma humano, que nos cuesta 228 euros. Sin embargo, no he oído cuestionar a nadie el coste del programa de detección de cáncer de cuello de útero pese a ser mucho más caro», defiende.

¿Demasiadas vacunas?

Pero la pregunta que también muchos se hacen es si estamos ante un calendario vacunal sobredimensionado. Él lo tiene claro: «Se discute la inclusión o no de nuevas vacunas, pero, actualmente, nadie plantea quitar ninguna de nuestro calendario que, por otra parte, no sólo es de los más ambiciosos del mundo, sino de los de mejor cobertura».

Entonces, ¿debería haber algún límite en cuanto al número de vacunas que se incluyan en el calendario vacunal? Barricarte lo vuelve a tener claro: «Disponiendo de vacunas seguras y efectivas, el límite sólamente se debe situar en la eficiencia». Tan claro como que discrepa de que haya una corriente de opinión cada vez más reticente para con las vacunas. «Eso no se ajusta a la realidad, al menos en el caso de las vacunaciones infantiles, donde se obtienen coberturas superiores al 95%. Además, se está vacunando al 70% de los niños con la reciente vacuna antineumocócica conjugada, vacuna que pagan los padres».

Una alta cobertura, pero donde sigue habiendo familias que no vacunan a sus hijos. Sobre ellos, este experto no se muerde la lengua al decir que «son bastante insolidarios, porque sin vacunarles se benefician de la protección colectiva al estar gran parte de la población inmunizada. Si todos hiciéramos lo mismo volveríamos a tener difteria, tos ferina, sarampión... Cuando viajen a zonas donde estas enfermedades son endémicas, o se vacunan o enferman». También se suele escuchar que muchos médicos o profesionales sanitarios no vacunan a sus hijos. «Eso es una auténtica leyenda urbana», zanja.