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Belén MARTÍNEZ | Analista Social

«Ciao maschio»

El «Hombre de Vitrubio», de Leonardo da Vinci, situaba al hombre como símbolo de medida de todas las cosas. Un ideal de belleza con pretensión universalizante. Ese canon estético -encarnado en un sujeto hombre- ni ha desaparecido ni es residual.

Con motivo de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, la concejalía de Movilidad del Ayuntamiento de Donostia y la Fundación Cristina Enea han organizado una exposición temporal. En el díptico anunciador, leemos: «Exposición... permeable a los movimientos sociales». ¿Es eso cierto?

Si nos fijamos en el diseño y el lenguaje adoptado («los protagonistas», «los técnicos municipales», derechos «del peatón», «el transeúnte»), todo parece indicar que se han dejado de lado las aportaciones de las mujeres que, desde el ámbito social y/o académico, cuestionan el androcentrismo. La representación que se hace del «peatón», a través del lenguaje simbólico (pictogramas), responde a una concepción del universo verbal y visual forjados con una perspectiva androcéntrica y sexista. Al referenciar con una señal-letrero un territorio liberado («zona peatonal liberada»), se reproducen los estereotipos ligados al género (mujer-cochecito-criatura). Es decir, se sigue estructurando el espacio social urbano con funciones y roles específicos para cada sexo. No es mi intención juzgar las intencionalidades estéticas de la cronofotografía de Etienne-Jules Marey elegida para ilustrar el programa. Lo que sí es censurable (con la Ley 4/2005 en la mano) es que un acontecimiento esponsorizado por el Ayuntamiento se adhiera al principio filosófico protagórico que establecía que el hombre era «la medida de todas las cosas».

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