La Hispanidad acuartelada
Los actos del Día de la Hispanidad en Euskal Herria estuvieron marcados por fotos antagónicas y discursos políticos muy peligrosos. Mientras quienes celebraban el día lo hacían acuartelados, viendo la instrucción y la marcialidad de la Guardia Civil, incluida la consejera de Educación de Lakua, Isabel Celaá, que acudió a Madrid, los independentistas de este país salían a la calle o acudían a las escuelas convencidos de que nada hay que celebrar de lo que no fue más que un genocidio, a la vez que comprometidos con un futuro de libertad para Euskal Herria. El contraste tiene enorme significado político y simbólico. A saber: un españolismo en su expresión más falangista y cuartelera encerrado entre las paredes de las comandancias de la Guardia Civil y, por otra parte, miles de independentistas en una multitudinaria manifestación en las calles de Iruñea.
Pero más allá de lo que las fotos del día reflejan, el coordinado discurso que se hizo en todas las comandancias que la Guardia Civil tiene en Euskal Herria merece un análisis. Dos fueron los mensajes que, con las armas presentes, se trasladaron a la ciudadanía de este país. En primer lugar, que «la Guardia Civil es el motor» del nuevo ciclo político, o «ciclo del fin de ETA», en sus propias palabras; y que «condenar a ETA no es suficiente si no se apoya a la Guardia Civil». Lo escandaloso no es tanto lo dicho, que también, sino el hecho de que en Euskal Herria quienes sostienen la maquinaria de guerra del Estado tienen más influencia que los representantes políticos del españolismo. Y no paran de marcar una agenda securócrata para condicionar la política vasca y bloquear cualquier transformación hacia una confrontación en términos radicalmente democráticos.
El españolismo, opción legítima y de indudable implantación, no debería acuartelarse parapetado en la Guardia Civil. La Guardia Civil se irá algún día, quizás no tan lejano, de este país. Y será motivo de alegría, además de una verdadera fiesta popular.