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López asume su papel de gestor del acuerdo entre PSOE y PNV

Patxi López se ha visto obligado a replicar al sinfín de comentarios que en apenas 24 horas se han dirigido contra su imagen política e institucional y que han venido a constatar su escasa capacidad para influir en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Su autodefensa no ha sido muy brillante, pues ha asumido que, tras el acuerdo PNV-PSOE, su protagonismo quedará reducido a ser un eficaz gestor.

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Txisko FERNÁNDEZ |

Patxi López no hizo ninguna declaración institucional el viernes para valorar un acuerdo que va a marcar en gran medida la labor de su Ejecutivo en los próximos meses. Ayer tuvo que dar su opinión en un acto de partido previsto con antelación en su agenda -la inauguración de unas jornadas organizadas en Bilbo por la Juventudes Socialistas de Bizkaia- y lo hizo intentando dar la vuelta a la tortilla cocinada mano a mano por su partido, el PSOE, con el PNV.

Pese a que el Gobierno de Lakua no ha participado directamente en las negociaciones y a que, lo que resulta más chocante aún, se le ha reservado un papel secundario en la «comisión paritaria» que controlará a partir de ahora las transferencias a la CAV, López comentó que lo que a él le resulta «muy curioso» es que, tras muchos años de «negociar presupuestos con gobiernos de unos y otro signo», ahora el PNV «las ha puesto encima de la mesa impulsado porque los socialistas las habíamos puesto como prioridad y ellos no querían verse descolocados».

También se felicitó porque «va a ser con un Gobierno socialista al frente del País Vasco cuando se va a producir el mayor salto en el desarrollo del Estatuto de Gernika desde el primer gran paquete de transferencias de los años 80». Es más, aseguró que, gracias al acuerdo alcanzado por el PNV con el PSOE, «va a quedar prácticamente cerrado el desarrollo del Estatuto».

«Y eso es bueno para España -puntualizó-, pero también para Euskadi, porque no somos una isla y estamos íntimamente ligados a lo que sucede en el resto de España y, en momentos de crisis, la estabilidad y las confianzas son imprescindibles».

Si bien agradeció la implicación del partido jeltzale en esos «logros», no dejó pasar la ocasión para marcar distancias. Así, comentó que le parece «muy bueno» que el PNV abandone «los planteamientos soberanistas que mantenía hasta hace dos días, que no nos llevaban más que a la división y el enfrentamiento».

Y aludiendo a «otras interpretaciones menos favorables» sobre el lugar en el que ha quedado él mismo en estas negociaciones, dijo que no está preocupado por «los protagonismos y las posibles fotos de estos días», pero a renglón seguido expresó su malestar porque «otros igual buscan la medalla, la política partidaria de visión corta y, por supuesto, desgastar al Gobierno».

Diez meses sin reunirse

Como era de esperar, la valoración realizada ayer por el PNV fue por derroteros muy distintos. El propio Iñigo Urkullu, en entrevista con Europa Press, se encargó de rebajar el perfil político de Patxi López con cierta displicencia.

El presidente del PNV comentó que no le preocupa «dónde queda» el lehendakari «ni dónde queda» el Gobierno de Lakua tras este acuerdo. Recordó que el 29 de enero fue la última vez que estuvo reunido con López -con Rodríguez Zapatero lo ha hecho en varias ocasiones en las últimas semanas- y que entonces le planteó diez ejes de actuación futura y su voluntad «de compromiso con el cumplimiento integro del Estatuto».

«Estamos a mediados del mes de octubre, después de diez meses de aquella entrevista -resaltó-, y yo dejo para la opinión de la ciudadanía mi compromiso con el avance de esta sociedad, con el bienestar de esta sociedad, tanto en lo económico como en lo social y en el desarrollo de su propia identidad».

Proyección temporal

El alcance real del acuerdo y lo hablado en la trastienda por el propio Urkullu con el presidente del Gobierno español también centró buena parte de las reacciones y análisis que se sucedieron durante la jornada de ayer. Por eso, el presidente del EBB precisó que éste «no es un acuerdo de legislatura» y que tampoco se trata de «un cheque en blanco, en absoluto», para que Rodríguez Zapatero saque adelante las más espinosas reformas contempladas en su política económica a corto plazo.

Matización por matización, el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, José Antonio Alonso, indicó que la «proyección temporal» del acuerdo «trasciende de la estricta tramitación presupuestaria, en la medida en que persigue esa estabilidad que es conveniente para todos». Alonso, que ha sido uno de los artífices del acuerdo, aseguró que tanto su partido como el PNV han querido trasladar «la idea de que España es un país en el que hay una estabilidad política y que, además, tiene solvencia, ganas y voluntad de salir adelante», para recuperar la confianza de «los ciudadanos españoles, así como de los inversores y las instituciones económicas internacionales».

Reflexión en la que encaja la manifestada por Urkullu de que en estos momentos lo que debe primar es «arrimar el hombro» y sentar «las bases para una recuperación económica cuanto antes», más allá de «intereses partidistas sobre unas elecciones generales anticipadas».

EA y Aralar observan déficit soberanista

El secretario general del EA, Pello Urizar, comentó ayer que «cualquier transferencia» nueva que llegue a la CAV resulta positiva, pero lamentó que el Gobierno español haya accedido a realizar el traspaso «por obligación». Además, se dirigió al PSE para advertirle de que debería estar «muy preocupado» por la percepción de que José Luis Rodríguez Zapatero «ha vuelto a vender a sus compañeros» por mantenerse en La Moncloa. «Hay algunas cosas que el PNV se empeña en decir que están encima de la mesa, que se conseguirán o están a punto de conseguirlo, pero nos tememos que la única manera de avanzar en el autogobierno más allá de lo que, en un momento dado, Zapatero o el gobernante de turno esté dispuesto a ceder va a ser por un plan soberanista que, de verdad, ponga este país en vías hacia lo que nosotros queremos, que es lo que nos garantiza el futuro de Euskal Herria, la soberanía vasca», puntualizó.

Desde Aralar, Mikel Basabe señaló que, aunque PSOE y PNV han cerrado «un buen acuerdo», la formación jeltzale «se ha dejado en el cajón lo que lleva a superar un Estatuto incumplido en clave de soberanía». GARA

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