En el cine la mejor versión que se ha hecho de la novela de Henri Murger «Escenas de la vida de bohemia» la realizó el finlandés Aki Kaurismäki. Esta vez el texto llega a la pantalla de forma directa, por servir de base al libreto de la ópera de Giacomo Puccini «La Bohème», puesto en escena por el realizador austriaco de origen rumano Robert Dornhelm, quien optó al Óscar con su documental «Los niños de la calle del Teatro». Su labor es aquí academicista en el sentido más estricto, en cuanto que el principal cometido es respetar una ópera clásica para que destaquen las voces de la soprano rusa Anna Netrebko y el tenor mexicano Rolando Villazón, que son las verdaderas, por no decir únicas, estrellas de la función.

Es un claro ejemplo de preponderancia de lo musical sobre lo cinematográfico, en la medida en que la película la va a disfrutar más el público melómano que el cinéfilo. Los decorados conservan sin tapujos la procedencia teatral, dejando que se note el atrezzo. La nieve artificial cae sobre las cabezas de los cantantes mientras éstos expresan su dolor dando el do de pecho. Son ellos los que proyectan los sentimientos contenidos en la trágica obra, reflejo del lado menos idealizado de la vida bohemia a principios del siglo XIX, cuando las enfermedades tenían que ser forzosamente románticas.