No está claro cuánta vida musical tiene una banda como The Drums, elevada a los altares del pop indie quizá con excesivo frenesí, por lo que la caída puede ser considerable y natural. Sin embargo, si mantienen el tono de canciones pop brillantes de su álbum debut, pueden pasar a ser unos chicos tan admirados como The Killers u otras bandas de impacto inmediato. The Drums aún tiene mucho camino por recorrer, en realidad todo, ya que no han hecho más que iniciarse en la escena musical, pero lo cierto es que han acertado con sus primeras canciones de fresco y divertido pop que poco tiene que ver con el atosigante universo del pop bailable.

The Drums se forman en Florida, aunque se han afincado en Nueva York. Jonathan Pierce y Jacob Graham se conocieron en un campamento de verano, de niños, y desde entonces han sido amigos. Después de varios proyectos, The Drums nacieron en 2008, en medio de un clima político de cambios en su país. En 2009, después de haber compuesto unas quince canciones y haber ahorrado durante un tiempo, decidieron instalarse en Nueva York. Fue en esa ciudad donde conocieron a Adam Kessler, que se uniría a la banda al mando de una guitarra, y al batería Connor Hanwick.

El periodico británico «NME» les describió como «la banda más cool de Nueva York». «Let's go surfing» fue su primer single del álbum, en la feliz onda de unos Peter, Bjorn and John. Cuidan las voces como si fueran unos Beatles informales y suenan a unos primerizos The Cure envueltos de nueva ola y presencia de bajo.

En el set de este próximo martes en Gazteszena de Donostia, a The Drums les acompañan Patrick Cleandenim, cantante neoyorquino con dos discos en onda lounge y electrónica ochentera y el grupo británico Two Wounded Birds, que van desde los Shadows a Beach Boys pasando por Stone Roses.