GARA > Idatzia > Iritzia> Kolaborazioak

Juan Mari Arregi Periodista

«Héroes» anónimos populares

Aunque el famoso capitán de la Guardia Civil, Hidalgo, rastreaba Durangoaldea en busca de su «centro de impresión», éste funcionó, móvil, por Madrid. En estas tareas, el compromiso de Joaquín y Ángeles fue fundamental

La historia de las luchas de Euskal Herria han tenido y tienen muchos protagonistas en su interior y en el exterior. Muchos de ellos y ellas auténticos héroes. Muchos de esos protagonistas se conocen públicamente porque pasaron por la cárcel, o el exilio o, tras su muerte, se han descubierto algunas de sus pequeñas pero relevantes historias. Hay, sin embargo, muchos protagonistas anónimos, auténticos héroes anónimos populares, cuyos nombres nunca han trascendido y sin cuya participación en determinados momentos históricos no se habrían podido dar determinados pasos y proyectos. Euskal Herria tiene un deber para con todos ellos, reconociéndolas y homenajeándolas en algún momento.

Hoy y aquí, quiero aportar mi reconocimiento y homenaje agradecido -creo que asumirán otras muchas personas que las conocieron y se beneficiaron de su ayuda- a un matrimonio de Madrid, Ángeles y Joaquín, que recientemente fallecieron tan anónimamente como vivieron. Con su muerte se llevaron muchas de sus historias en las que participaron y arriesgaron desinteresadamente y especialmente, aunque no sólo, en los tiempos del franquismo puro y duro. De su entrega y compromiso se beneficiaron no sólo militantes de grupos políticos españoles entonces clandestinos, sino también militantes vascos y perseguidos por la policía o por los tribunales militares de excepción franquistas.

Joaquín y Ángeles, cristianos de base, participaban en la década de los setenta en las comunidades de base y frecuentaban los ambientes de lucha obrera y popular de los barrios de Madrid. Las bases populares del Pilar, Moratalaz, Vallecas, etc. ya los conocieron por su compromiso. En su austera casa lo mismo se celebraba una comisión ejecutiva de un grupo político clandestino como albergaban a quienes, como algunos vascos, huían de la persecución policial franquista. Arriesgaron su vida colaborando también en tareas de confección y difusión de material clandestino. En este campo, en el que conocí más de cerca a este matrimonio madrileño, quiero reconocer la labor que realizaron en tiempos del último estado de excepción de Franco, en 1975.

En aquellos años, la prensa, radio y televisión estaban en manos franquistas y la censura era total. No existía aún Internet. Teníamos, sin embargo, las llamadas vietnamitas y empezaban a conocerse las primeras máquinas impresoras mas modernas. En mayo de 1975 se había decretado estado de excepción en Bizkaia y Guipuzkoa. El 22 de mayo era declarada «materia reservada» toda la información concerniente al estado de excepción. Algunas personas, como el que suscribe, tuvo que huir y fue acogido en varias casas de Madrid. Ante la necesidad de salir al paso de la desinformación oficial, un reducido grupo de personas decidimos la publicación clandestina de un boletín informativo, «Noticias del País Vasco durante el estado de excepción». Aunque el famoso capitán de la Guardia Civil Hidalgo rastreaba Durangaldea en búsqueda de su «centro de impresión», éste funcionó, móvil, por Madrid. El día 28 de mayo de 1975 salía el primer boletín de un total de 20 que elaboramos durante los dos meses del estado de excepción y los posteriores acontecimientos, en especial los consejos de guerra, con penas de muerte para Garmendia, Otaegi y Txiki Paredes, así como la posterior reacción obrera y popular, especialmente en la CAV. Se llegaron a reproducir, por su multiplicación, unos 50.000 ejemplares de cada número.

Pues bien, en estas tareas el compromiso de Joaquín y Ángeles, como el de otras personas anónimas, fue fundamental. Ellos nos ayudaban a buscar impresoras o fotocopiadoras y a su repetido traslado para mantener su seguridad. La oficina donde trabajaba Joaquín servía también para recoger información y confeccionar, en ocasiones, los textos originales que irían a la impresora. La fotocopiadora de su oficina -como de alguna otra- tiraba a veces las «primeras» páginas en las que incluíamos hasta fotos. Joaquín tenía que hacerlo, lógicamente, con gran discreción. A la hora de la distribución y difusión, mientras unos nos encargábamos de llegar hasta Aranda de Duero para entregar los respectivos paquetes de boletines a enlaces de Bilbo, él, como otras personas de Madrid, se encargaba de hacerlo por los barrios madrileños y, a través del correo postal, a distintas partes del Estado español donde, a su vez, se multiplicaban los boletines...

Posteriormente, Ángeles y Joaquín han seguido conectados con la realidad vasca hasta el final de sus días, mediante la lectura habitual de las informaciones de «Egin» y GARA. «Síguenos enviando información, porque aquí en Madrid no nos enteramos de lo que pasa por ahí», era su ruego permanente. Como permanente fue su deseo que se resolviera mediante la negociación el conflicto político y armado vasco. Como Joaquín y Ángeles, no son pocos los héroes anónimos populares solidarios con Euskal Herria y repartidos por distintas partes del Estado español y el resto del mundo. Su reconocimiento y homenaje corresponde a este pueblo.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo