El presidente serbio pide perdón a Croacia por la masacre de Vukovar
Tras ver admitida la solicitud de adhesión de su país a la Unión Europea, el presidente serbio, Boris Tadic, visitó ayer la ciudad croata de Vukovar, escenario de atrocidades durante la guerra que enfrentó a serbios y a croatas entre 1991 y 1995. La visita, que fue rechazada por extremistas croatas, marca un nuevo hito en la normalización de relaciones entre Zagreb y Belgrado, bajo la sombra de la UE.
Lajla VESELICA (AFP)
El presidente serbio, Boris Tadic, pidió ayer perdón por la masacre de Vukovar, ciudad del este de Croacia que fue escenario de atrocidades durante la guerra entre serbios y croatas (1991-1995), durante una visita histórica que marca un nuevo hito en la reconciliación entre Belgrado y Zagreb.
«Estoy aquí para rendir homenaje a las víctimas y expresar palabras de excusa y lamento», declaró Tadic, que es el primer dirigente serbio que protagoniza un acto de estas características.
Tadic llegó poco después de las 10.00 a bordo de un ferry, recientemente puesto en servicio, que une Vukovar con Bac, localidad situada en la orilla serbia del Danubio.
Fue recibido en el muelle de Vukovar por su homólogo croata, Ivo Josipovic, y el alcalde de Vukovar, Zeljko Sabo, así como un centenar de habitantes de esta ciudad croata, que aplaudieron al presidente serbio.
200 civiles muertos
La masacre de Vukovar fue el episodio más sangriento de la guerra de 1991-1995, Unos 200 civiles y prisioneros de guerra croatas que se habían refugiado en el hospital murieron a manos de las fuerzas serbias tras la toma de la ciudad en noviembre de 1991, tras un sitio que se prolongó durante tres meses. Unos 22.000 no serbios fueron expulsados.
Dos antiguos responsables del Ejército Popular yugoslavo (JNA) fueron condenados por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por este drama.
Belgrado «desea tener relaciones de buena vecindad», dijo Tadic, añadiendo que «al acudir ante las víctimas pensamos en el futuro, reconociendo el crimen, excusándonos y lamentándonos abrimos la posibilidad de un perdón y una reconciliación».
Josipovic estimó que su llegada junto al presidente serbio a Ovcara era una muestra de que «una política diferente, de paz y amistad, es posible» y deseó que el destino de los desaparecidos se aclare.
Más de mil personas continúan desaparecidas en el lado croata desde la guerra, de los que 460 son habitantes de Vukovar y de su entorno.
Este conflicto entre serbios y croatas provocó en total unos 20.000 muertos.
Tadic se reunió en Vukovar con los familiares de los croatas que siguen desaparecidos y, según los medios locales, les entregó documentos que podrían facilitar que se aclare qué sucedió con ellos.
Tadic también se entrevistó con la primera ministra croata, Jadranka Kosor, y se reunió con representantes de la comunidad serbia de Croacia.
La visita de Tadic, que tendrá continuidad con un viaje oficial a Zagreb en los próximos meses, es un nuevo signo de la mejora de las relaciones entre Croacia y Serbia por impulso de sus respectivos presidentes.
Pero, al mismo tiempo, también ha creado cierta controversia en Croacia, donde un partido de derecha llamó a protestar contra esta visita y a concentrarse en los márgenes de la carretera a Ovcara, por donde los dos presidentes debían pasar.
Alrededor de cincuenta personas respondieron a este llamamiento y se manifestaron ayer en las calles de Vukovar en el trayecto que lleva a Ovcara.
En esta localidad, unas cuarenta mujeres vestidas de negro, entre ellas familiares de los desaparecidos, oraron sosteniendo velas encendidas.
«Considero que la llegada del presidente Tadic es un acto de violencia porque seguimos intentando saber qué les sucedió a nuestros allegados. El único modo que tenemos para seguir viviendo es saber la verdad», señaló una de las mujeres reu- nidas en Ovcara.
Pocos o ninguno de los estados surgidos de la división de Yugoslavia está libre de pecado para tirar la primera piedra en lo que se refiere a crímenes de guerra o contra la Humanidad.
El presidente serbio, Boris Tadic, viajó ayer a Vukovar para pedir perdón por los crímenes cometidos por los serbios contra los croatas mientras mantuvieron el control de la zona a través de la República Serbia de Krajina entre 1991 y 1995. Es el peaje que hay que pagar para ser admitido en la Unión Europea.
Pero en la reconquista croata de esa región también se produjeron crímenes de guerra, que, según denuncian desde Belgrado, no han sido perseguidos con la misma intensidad que los atribuidos a los serbios, debido al apoyo occidental del que gozó Zagreb.
Los serbios consideran que la expulsión de entre 250.000 y 300.000 personas de Krajina es el mayor acto de limpieza étnica que se ha registrado en la región y emplean la palabra genocidio para describir lo que sucedió. Destacan, además, que 2.650 serbios, con nombres y apellidos, fueron asesinados por las fuerzas croatas y que casas, negocios e iglesias fueron objeto de una eliminación planificada, obligando a los serbios de Krajina a huir hacia Serbia y Bosnia, donde siguen viviendo.
Algunos criminales de guerra croatas, como Ante Gotovina, detenido en Tenerife, han sido acusados en el Tribunal de La Haya, pero entre los serbios existe la sensación de que fueron los perdedores de las guerras balcánicas y que para ellos no hay justicia. Martxelo DÍAZ
El Tribunal de La Haya ha decidido suspender durante un mes el juicio al líder de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, para poder analizar los 14.000 folios presentados por la acusación.