La avería que sufrió el motor de un Airbus A380 de la compañía Qantas en pleno vuelo obligándole a realizar un aterrizaje de urgencia ayer en Singapur ha sido un duro golpe para la empresa aeronáutica europea, que ha visto como su icono se ha desmoronado en el momento en el que espera vender un centenar de aviones a China.

Este accidente es el primero de tal gravedad desde la puesta en servicio en 2007 del A380, el mayor avión del mundo, capaz de transportar a más de 500 pasajeros.

El siniestro ha hecho caer, en París y Londres, las acciones de EADS, la empresa matriz de Airbus, y del fabricante de motores británico Rolls-Royce.

El aparato de la compañía australiana Qantas tuvo problemas a los seis minutos de despegar de Singapur hacia Sydney, mientras sobrevolaba la isla de Batam (Indonesia).

Según las primeras informaciones recogidas por France Presse, uno de los cuatro motores Rolls-Royce del avión explotó, lo que provocó el desprendimiento de la parte trasera del motor. El piloto decidió regresar a Singapur, siguiendo los protocolos establecidos.