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El mundo en un «click»... pero de Playmobil

El mundo en un «click»... pero de Playmobil. A eso se resume la afición que hace doce años enganchó a Luis Fernández, un vecino de Leioa que colecciona los famosos muñequitos nacidos en 1974 y que todavía siguen gustando a pequeños y, por lo que se ve, a mayores.

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Joseba VIVANCO

Cuando su hija contaba dos años, por Reyes, un familiar la regaló el circo de los `click' de Playmobil. Con el paso de los días, aquellos sencillos muñequitos que tenían que competir con los musculosos Geyperman y Madelman, amén de los Airgamboys, empezaron a gustarle más al padre que a la hija. Y con los años, han pasado ya 16, Luis Fernández, un castreño de origen pero residente en Leioa, acumula ya una colección que calcula en 12.000 unidades, una de las principales del Estado español. Lo suyo es reunir `clicks' nuevos y antiguos, pero también exponerlos; estos días en el Museo de las Reproducciones Artísticas de Bilbo, en la Calle San Francisco.

En 1974 la empresa alemana Geobra Brandstätter revolucionó el sector mundial juguetero con el lanzamiento de una pequeña figura de acción: El click de Playmobil. En el Estado español se fabricaron entre los años 1976 y 1983 pero bajo licencia de Famosa, hasta que visto el éxito del juguete, la firma alemana decidió recuperar el apellido del mismo y Famobil dejó paso a Playmobil. Para entonces, se habían convertido ya en un auténtico fenómeno juguetero, a pesar de sus escasos 7,50 centímetros de estatura. No en vano, su población mundial se calcula en unos 1.700 millones de figuras.

Esta historia la conoce al dedillo Luis Fernández. Los `clicks' son su pasión. «Al principio, en casa me decían que estaba chalado; hoy me dicen que soy un artista», comenta, sobre todo después de que miles y miles de personas de todas las edades hayan disfrutado con sus dioramas, como el que mostró en el Museo Marítimo de Bilbo los más de cien barcos de Playmobil -incluida la gabarra del Athletic-, y por donde pasaron unas 30.000 personas. «Aunque la gente se sorprende de que tengas esta afición, todo el mundo te reconoce que colecciona algo... Al final, es una colección como otra», anota.

Lo que le atrajo al abrir aquella caja hace años fue «que se trataba de un juguete que daba mucho `juego' para crear situaciones, casi como un juego de rol». Y, además, difícil de romper. «Es también uno de los muñecos más sencillos, sin orejas, sin nariz, el movimiento justo... Lo que sus creadores pretendieron es que tuviera esa sencillez y, sobre todo, muchos accesorios». A partir de ahí, «empezamos a comprar o la gente te regalaba los de los hijos y que ya no utilizaban», hasta sumar los miles que guarda en sitios que van desde una lonja a un trastero.

Eso sí, de vez en cuando -lo que de verdad le gusta- los pone a la vista del público. Como lo hace estos días en Bilbo, donde los `clicks' entran por la puerta grande en un museo, recreando varias obras de arte, cuadros y estatuas, además de fotos famosas y escenas de la vida cotidiana: La Rendición de Breda, Almuerzo en la cima de un rascacielos o el estudio de pintura de Van Gogh.

La Historia Universal en un «click»

Los montajes no son nada sencillos. «Cuesta mucho más prepararlo todo, cómo lo vas a colocar, que luego situar cada cosa». Incluso los pinta o modifica para la ocasión. «Los del Athletic los pinto, o si tengo que hacer los enanitos de Blancanieves, les corto las piernas», desvela.

Otro tanto le sucede cuando la exposición toca a su fin. «Me da mucha pena recogerlo», admite. Quizá por eso ya tiene nuevos retos. Volverá a adornar de nuevo el escaparate de Jugettos en el Megapark de Barakaldo y en Navidades `montará' el Belén de Playmobil.

Sin embargo, su sueño -y para el que busca una institución patrocinadora- es contar a través de sus `clicks' la Historia Universal, comenzando desde los dinosaurios y hasta la carrera espacial. «Necesitaría un espacio de 1.000 metros cuadrados y la muestra como tal ocuparía unos 300. Harían falta unos dos meses para montarlo, pero sería para que estuviera expuesto medio año», detalla. Eso sí, está convencido de que la afluencia de visitantes sería un éxito.

Una afición que, inevitablemente, lleva a la pregunta que todos le hacen. ¿Juega todavía, a sus 58 años, con ellos? «Yo soy como un director de cine y mis actores son los `clicks'», responde sin mojarse. En el fondo, confiesa, «es jugar con ellos». Por cierto, ¿de dónde viene ese apelativo de `click'? Pues si nunca han jugado con ellos, cojan uno, muévanlo y escuchen cómo suena.

 

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