LOS FUTBOLISTAS, POR LA OFICIALIDAD
Mucho más que una simple camiseta
Imanol INTZIARTE
Un dato demoledor para quienes argumentan que el fútbol no es más que veintidós jugadores en pantalón corto corriendo tras un balón. La Universidad de Palermo (Argentina) ha realizado una encuesta sobre el sentimiento patrio de la juventud de este país sudamericano. Para ello ha planteado un cuestionario a 904 personas de entre 10 y 24 años. Ante la pregunta de cuál es el símbolo nacional por excelencia, aquel gesto con el que exhiben su sentido de pertenencia al colectivo, el 56% respondió que ponerse la camiseta de la selección, muy por encima de cantar el himno (17%) o colgar en sus balcones o ventanas la bandera albiceleste (10%).
Todo esto lo pudimos comprobar mucho más de cerca el pasado verano con la victoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica, Miles de personas ataviadas con su camiseta roja y orgullosas de lo que simbolizan esos colores.
Los futbolistas vascos saben todo esto. Para mucha gente son más que deportistas profesionales. Son ídolos, modelos a seguir, son quienes encarnan semana tras semana un sentimiento que va más allá de un club. Representan a su ciudad, a su herrialde... y quieren también representar a su país.
El periodismo deportivo tiene una larga lista de frases hechas y tópicos de los cuales gustamos de echar mano de vez en cuando. «El fútbol es para listos» es uno de esos latiguillos. Hace dos años dieron un puñetazo sobre la mesa al comprobar que lo que en su origen era reivindicación se estaba devaluando hasta quedarse en un acto folclórico-recaudatorio. Ahora mantienen sus demandas, pero estiman que es necesario desempolvar la camiseta verde para exhibirla con orgullo. Igual que hacen los argentinos o los españoles.
No piden la luna. A nadie exigen que se lance a pecho descubierto contra las alambradas. Sobre este texto están recogidos seis puntos que cualquiera que de verdad desee la oficialidad suscribiría con los ojos cerrados.
Los futbolistas, tanto dentro como fuera del campo, pueden acertar o equivocarse. Pero lo que está fuera de toda duda es su entrega y su amor a los colores. No todos los implicados en esta cuestión pueden presumir de lo mismo.