Todos los días del año cuentan con un significado especial. En el Día Mundial del Sida nos acordamos de la discriminación y la exclusión que sufren las personas seropositivas. Y el día dedicado al agua, se nos recuerda la necesidad de conservar este bien preciado para la humanidad, que despilfarramos a diario. Y así hasta los 365 mensajes que bombardean nuestra conciencia. 365 problemas ante los que las instituciones, lejos de hacerles frente, limpian su conciencia.

Este inconstante calendario dedica la jornada de hoy a hacer frente a la violencia que se ejerce contra nosotras, las mujeres. Son muchas las que por desgracia, hacen del día de hoy su día a día, porque difícilmente pueden sobrellevar esta cruel problemática que mengua sus libertades en los restantes 364.

La violencia que se ejerce contra las mujeres es, a los ojos de la ONU, la violación de los derechos humanos más extendida y silenciada a lo largo de la historia. Problema que quieren solventar ofreciendo un día para las quejas.

Las denuncias. Éste es el remedio que ofrece la sociedad. Todos los mensajes institucionales acentúan el valor de denunciar. En la mayoría de los casos, la mujer vuelve a su casa tras poner la denuncia, y después de unos días la denuncia llega a su pareja vía certificado. ¿Quién se acuerda de ellas entonces? ¿Quien se acuerda de Nora, desaparecida hace trece meses? ¿Y de la mujer que ha denunciado recientemente en Gasteiz haber sido violada por tres hombres?

Todas ellas lo denunciaron pero nada más dejar a atrás la comisaría tuvieron que volver a enfrentarse a sus agresores o huir a saber dónde.

La violencia que se ejerce contra las mujeres es estructural, y por tanto, las respuestas también deben serlo. La mayor complejidad que entraña la erradicación de esta violencia es la prevención, por lo que lejos de centrar nuestra atención en las medidas judiciales, se debería de hacer más para evitarla. Para ello, sin embargo, se necesitan todos los días del año y aún así nos faltarían.