Pero, al mismo tiempo, la tradicional atomización de sus formaciones provoca que las expectativas electorales se sitúen por debajo su proyección social. El próximo domingo, el votante catalán tendrá más papeletas favorables a la creación de un Estado propio que nunca (las más importantes, ERC, Solidaritat y Reagrupament), al margen de la opción de izquierdas e independentista que representan las Candidaturas de Unitat Popular y que han decidido mantener su apuesta municipalista y no concurrir a los comicios.

Curiosamente, las encuestas vaticinan que, a pesar del auge del soberanismo, que en algunos sondeos sobrepasa el 40%, ERC podría quedar por debajo del PP mientras que Solidaritat o Reagrupament, en caso de entrar en el Parlament, lo harían con menos diputados que la opción españolista que representa Ciutadans.

«Quedar por debajo del PP sería un desastre», aseguraba en una entrevista con GARA Joan Puigcercós, cabeza de lista de ERC. El independentismo institucional que representan los republicanos llega al domingo con bajas perspectivas electorales, lastrado por las escisiones y con los dos pies fuera de un Gobierno que han sostenido durante siete años. Ante la previsible caída en votos y escaños, el partido liderado por Puigcercós ha apostado por vincular su imagen a la de las consultas soberanistas celebradas durante los dos últimos años en Catalunya, planteando el referéndum como eje central de la campaña. Pero este mensaje no ha calado en sus votantes y encuestas como la del CIS prevén un hundimiento que le podría hacer perder la mitad de sus escaños, pasando de los 21 actuales a una horquilla de entre doce y diez parlamentarios.

La irrupción de dos nuevas formaciones independentistas ha sido otro de los fenómenos que han caracterizado las elecciones del domingo. Ambas nacen a partir de políticos que han pertenecido a ERC.

La más antigua de ellas es Reagrupament, nacida en 2009 de la mano de Joan Carretero, conseller en el primer tripartit y que abandonó la formación republicana para crear este nuevo partido, oficializado en junio de este mismo año. Durante meses se especuló con la posibilidad de que Joan Laporta, el expresidente del Barça, se sumase a esta iniciativa.

Finalmente, Laporta optó por crear Solidaritat, que se presentó a dos meses de las elecciones. No ha quedado claro cuáles fueron las razones que han impedido que dos candidaturas con un planteamiento político similar no fuesen capaces de concurrir juntas a los comicios.

«Tengo un gran respeto por Carretero, aunque no nos pusimos de acuerdo», aseguró Laporta en una entrevista concedida a GARA. De lo que no ofreció detalles fueron de las razones de la desunión. «Nosotros les ofrecimos que ellos liderasen la candidatura», responde Rut Carandell, número dos de Reagrupament por Barcelona, que llega a insinuar que el hecho de que Solidaritat presente su propia lista obedece más a los intereses de otras formaciones como CiU, o incluso del Estado español, que a divergencias de proyectos.

Si en algo coinciden ambas formaciones es en apostar por la mayoría parlamentaria como vía para la independencia. Dejan atrás el planteamiento del referéndum y abogan por una declaración unilateral. Esto, sobre la cuestión identitaria. Porque la cuestión que no aclaran es la del modelo social que proponen para la futura Catalunya.

Sin listas de las CUP

La última legislatura catalana ha estado marcada por la movilización popular. Desde las consultas soberanistas inauguradas por Arenys de Munt hasta la histórica manifestación de Barcelona celebrada el 10 de julio, pasando por el rechazo generalizado ante el recorte del Estatut protagonizado por el Tribunal Constitucional español. En buena parte de estas movilizaciones han tomado parte los miembros de las CUP, que en junio de 2009 decidieron «no concurrir a las elecciones autonómicas» del Principat para centrarse en la consolidación del espacio independentista de izquierdas en los municipios.

«Nuestra cita electoral más inmediata pasa por obtener unos buenos resultados en las municipales de 2011», señala el comunicado con el que las CUP hicieron pública su posición ante los comicios, en el que destaca el auge del independentismo pero descarta dar su confianza a ninguna de las formaciones que han presentado listas.