Contin�an las reacciones a la presentaci�n, el pasado s�bado, de las bases del proyecto pol�tico de la izquierda abertzale, la mayor�a de ellas coincidentes en estimar que la izquierda abertzale ha desactivado las disculpas y trampas revestidas con ropajes jur�dicos que el Estado espa�ol ha utilizado para ilegalizar diversas formaciones independentistas, si bien buena parte de los agentes pol�ticos, sindicales y sociales de Euskal Herria han apuntado que, adem�s, nunca se le deb�a haber negado a la izquierda abertzale el derecho a la participaci�n pol�tica en condiciones de igualdad.

Sin embargo, esa situaci�n de negaci�n ha servido a los gestores del Estado para arrogarse un papel adjudicador de credenciales democr�ticas de las que la izquierda abertzale nunca ser� acreedora si no renuncia a sus objetivos pol�ticos. Mientras unas voces gubernamentales o del partido en el Gobierno afirman que los movimientos de la izquierda abertzale son �a�n� insuficientes, otras aseguran que haga lo que haga ser� insuficiente. As� lo vino a decir el fiscal general del Estado, pero la mejor muestra de ello son las declaraciones del ministro espa�ol de Presidencia, Ram�n J�uregui, asegurando que el cumplimiento de la Ley de Partidos no es suficiente para cambiar la estrategia de su Gobierno. En su cruzada contra el independentismo vasco han llegado a modificar y retorcer las leyes -y en no pocas ocasiones a vulnerarlas- convirti�ndolas poco menos que en objeto de culto y, al parecer, su cumplimiento no cambia nada.

El Estado espa�ol considera insuficientes los pasos dados por la izquierda abertzale, pero la mayor�a pol�tica, sindical y social de Euskal Herria considera no s�lo que son sobradamenete suficientes, sino tambi�n que basta y sobra la insuficiencia democr�tica del Estado espa�ol. Ni J�uregi ni Conde-Pumpido deben decidir qu� es suficiente y qu� no lo es. Eso s�lo pueden decidirlo los ciudadanos; ellos s�, tienen la potestad de impedir la presencia de la izquierda abertzale o de cualquier fuerza pol�tica en las instituciones.