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Crónica | Primer trabajo de Euskal Memoria

«Hay que empezar a hablar de 1.300 personas, no sólo de 850»

No tenían afán alguno de «contraprogramar» a Lakua, pero el azar hizo que justo a la hora en que Maixabel Lasa presentaba su informe, por ahora sin nombres, Euskal Memoria pusiera número y rostros a las víctimas de la represión en los últimos 50 años. «Estas 474 personas no pueden seguir siendo invisibles», destacó Joxean Agirre.

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Ramón SOLA

De hecho, entre los asistentes a la presentación de ``No les bastó Gernika'' (``Gernikako seme-alabak'' en euskara) había víctimas que a Lakua no le habría costado identificar. Como Ane Muguruza, hija póstuma de Josu Muguruza, o Itziar Aizpurua, su- perviviente del proceso de Burgos del que estos días se cumplen 40 años y del atentado del Hotel Alcalá, entre otros. Acudieron también familiares de personas muertas en estos años, de presos, detenidos, torturados. También estaba Germán Rodríguez, revivido en la voz del cantautor Fermin Balentzia: «Querían los asesinos quebrar la aurora anunciada», cantó en recuerdo a su muerte en los Sanfermines de 1978. Y Mikel Iribarren, cuyo rostro apareció en pantalla para recordar cómo un bote de humo le tuvo al borde de la muerte en 1991.

Ellos y otros muchos componen una parte de la realidad trágica de la represión en Euskal Herria, que la fundación Euskal Memoria ha reconstruido ahora, desde 1960 hasta el presente. Joxean Agirre, coordinador de este primer trabajo de la iniciativa, destacó que se ha logrado censar el número de víctimas mortales de estas cinco décadas: como adelantó GARA hace unas semanas, son 474 vidas acabadas antes de tiempo, «474 personas que forman parte del censo del sufrimiento en este país y que no pueden seguir siendo invisibles».

La casualidad quiso que la presentación de este ``No les bastó Gernika'' coincidiera en día y hora con la del informe de Lakua sobre las víctimas de motivación política. La pregunta era obligada, y más aún cuando el trabajo oficial no incluye listado alguno de muertes, algo que sí aporta Euskal Memoria. «Nuestro respeto hacia todas las víctimas es absoluto, pero por eso mismo resulta inadmisible que estas víctimas sigan siendo invisibles -respondió Joxean Agirre-. Hay que empezar a hablar de más de 1.300, no sólo de 850. Tendremos un prisma más completo y sobre estas bases se podrá asentar la resolución política».

«Ni un gramo de venganza»

El voluminoso libro resultado de este trabajo, de unas mil páginas, no faltará a la cita de Durango y será enviado a todos los promotores de Euskal Memoria, que se nutre de aportaciones anuales individuales de 65 euros. Pero Agirre recalcó que su labor no es vender libros ni acudir a instituciones, sino poner luz sobre una realidad silenciada y ocultada a nivel oficial, una realidad que resulta imprescindible destapar para avanzar hacia la solución. Sus palabras las escucharon, entre otros, Miren Legorburu (izquierda abertzale), Koldo Amezketa (EA), Dani Gómez (Fundación Robles-Arangiz)... Acudieron también impulsores iniciales del proyecto, y se recordó con emoción a dos de ellos que han fallecido este año: Jesús Lezaun y Jorge Cortés Izal.

«Este es un documento inapelable: todos los que aparecen en él han sido represaliados o han muerto por la represión, eso es incuestionable», añadió Agirre. En cualquier caso, seguramente no están todos los que son, por lo que el trabajo sigue abierto a nuevas aportaciones. Es así como se ha elaborado, en auzolan, y de hecho el coordinador destacó que en el trabajo se nota «el latido del pueblo. Los protagonistas de la Historia no son los jefes de gobierno ni los reyes, sino el pueblo. Hemos querido ser consecuentes con eso».

Agirre añadió una impresión personal: tras reunirse con muchísimos familiares «no he encontrado un gramo de rencor ni de ánimo de venganza. Sólo fe, impulso y ganas de seguir luchando por la resolución política del conflicto». Por que, como afirma el prólogo, «el fuego de Gernika se extinga por fin».

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