Raimundo Fitero
Tu vida
Enfrentados ante el aluvión de espíritu más ñoño que enmascara unos colmillos afilados, los días y las sombras se suceden sin otra probabilidad de emoción que la de descubrir el precio de los langostinos. Por ello, las series, los seriales, los programas, los servicios informativos y los desinformativos en plena competencia nos aniquilan la conciencia a base de comunicados sin esdrújulas, viajes con defecto de forma y entrenadores de fútbol con excesiva gramática parda. Por ello, una vez más, indefensos, nos dejamos caer en los brazos de los anuncios publicitarios, la única fuente de renovación constante de mensajes eternos.
Estamos en la época del año en la que la estacionalidad se remarca. Se cruzan los estados de ánimo prenavideños, con los estímulos consumistas de productos que son absolutamente prescindibles, pero que su uso y ostentación crean un estado de ánimo, una presencia social, un posicionamiento de clase. Y todo, parece ser, que al alcance de cualquiera, cuando no es así, sino precisamente todo lo contrario. Si se empeñan en vendernos aparatos electrónicos a base de una parodia repudiable por lo mala de uno de los peores actores de la historia del cine, a base de proclamar que no es tonto. Pues lo parece. Si insisten en tocarnos la fibra más sensible para hacer de una marca de turrones o mazapanes un vínculo con la familia y las reuniones melancólicas, los perfumes siguen apelando a la sensibilidad, el erotismo, la seducción más obvia y explícita. Y desde hace unos años con doble objeto del deseo para mujeres y hombres. Todo por ampliar el espectro de compradores
Pero existe un anuncio de una entidad bancaria, de una caja de ahorros en concreto que marca el territorio de una manera tan ajustada a la realidad que consideramos su campaña como doctrinal: su mensaje es que esa entidad no es que te ayude a cobrar y pagar, que te da préstamos o se preocupa de ti por muchas causas casi de manera asistencial y transmitiéndote más amor que dividendos sino, «que forma parte de tu vida». Eso es los bancos y cajas son parte de nuestra vida. Despierta pueblo, acaba con estas cadenas. Vive la vida son intereses.