El 2010 acaba, por lo menos para una parte del mundo. Quizá para aquella que vive dentro de una burbuja y, más bien, ajena a lo que le sucede al resto de los mortales. Y como es habitual, a última hora, suelen ser frecuentes los buenos deseos, los mensajes y los balances.

Y si este año tuviera que hacer balance sobre la cosecha de cine, creo que optaría por el silencio. Quizá porque pocas cosas me han «llegado», interesado, durante el pasado año; de hecho, descartadas han quedado aquellas propuestas surgidas para generar dinero y/o satisfacer egos. Pero el mundo de la imagen es amplio y mi mirada tiende a alimentarse de sabores de antaño, de las recetas antiguas. El fotoperiodismo sigue siendo una de mis favoritas, aunque a veces resulte dificultosa la digestión. En el Artium de Gasteiz y hasta este próximo mes de abril proporcionan las pistas para alimentar las miradas curiosas que buscan algo más, esas que tratan de dejar de lado las autopistas de la información. Los responsables de la exposición «Fotoperiodismo, la realidad captada por el objetivo», se han hecho con más de doscientos libros, películas y una magnifica selección de imágenes y fragmentos documentales que nos llevan de paseo por la historia y la evolución de la fotografía de prensa durante el siglo XX. Leni Riefenstahl, Dorothea Lange, Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Gerda Taro, Gervasio Sánchez, Sebastiao Salgado o César Lucas... Arte, conflictos bélicos, acontecimientos deportivos...

El fotoperiodismo informa a través de las imágenes que atrapa, pero en muchas ocasiones suele ir más allá, descubriéndole al mundo el poder de una imagen captada en un momento determinado. Gervasio Sánchez es uno de esos reporteros gráficos que lleva décadas dedicando su vida a inmortalizar con su cámara historias que de otra manera jamás serian contadas. Premio Nacional de Fotografía, ha sido una de las personas que han conseguido mediante «Vidas minadas» denunciar las consecuencias de los negocios que se realizan a la amparo de las cloacas institucionales. Cada año se producen entre 15.000 y 20.000 explosiones causadas por las minas o la munición que ha sido abandonada sin explotar y las víctimas, desgraciadamente, suelen ser civiles y menores de edad. En los últimos ocho años ha habido 58.000 nuevos casos en lugares como Afganistán, Angola, Burundi, Bosnia-Herzegovina, Colombia o Irak. Claro que, siempre hay víctimas de primera y conflictos de segunda, además de pocas ganas de hacer balance y empezar el año eliminando negocios como el de la guerra. Salud.