El productor gallego Julio Fernández, pese a los problemas financieros de su compañía Filmax, sigue tratando de hacer un cine fantástico y de terror competitivo internacionalmente. Por eso ha respaldado el rodaje de «La posesión de Emma Evans» en inglés y con un reparto internacional, en su mayoría compuesto por intérpretes irlandeses.

Además, el estilo cinematográfico quiere ser realista, casi de todo documental y con empleo de la cámara en mano, un poco a la manera de la exitosa «Rec». Otra cuestión es que dicho tratamiento aparentemente novedoso vaya a convencer a los aficionados al género, que siempre establecerán inevitables comparaciones con el clásico de William Friedkin «El exorcista». De hecho, el argumento se parece bastante, e incluso al inicio el proyecto se conocía por el nombre de «Exorcismus». En la dirección estaba previsto Luis De La Madrid, pero fue sustituido al final por Manuel Carballo, quien había realizado previamente «El último justo», sobre la moda de las organizaciones religiosas secretas de origen medieval.

Con la Iglesia vuelve a topar, porque el exorcista de «La posesión de Emma Evans» está desautorizado por el Vaticano a resultas de una intervención que se saldó con la vida del supuestamente endemoniado. Ahora, actúa como familiar de la poseída, si bien los padres de la chica no son creyentes y prefieren atribuir los problemas de su hija a cuestiones de la edad, con sus desequilibrios hormonales y sicológicos.