Por qué se habla de decepción ante el segundo lar-gometraje de Florian Henckel Von Donnersmarck? No lo llego a entender, ya que se trata de un elegante y entretenido «remake» de la ingeniosa película francesa de Jérôme Salle «El secreto de Anthony Zimmer», con el que el cineasta alemán demuestra sobrada capacidad para solventar un trabajo de encargo al gusto de Hollywood. Nadie en su sano juicio podía esperar otra genialidad europea del tipo de su ópera prima «La vida de los otros», así que no sé a qué viene tanta exigencia fuera de lugar. Es una obra de inspiración clásica, hecha a contracorriente del cine de acción actual por su interés en recuperar la narrativa de suspense del Hitchcock más sofisticado. También la ambientación de Venecia tiene ciertos aires viscontianos, aunque no pasa de formar parte del decorado en su acepción más superficial. Pero de ahí a desdeñar una película por la razón de que sea ligera me parece una contradicción, pues supone incurrir en la misma frivolidad que se quiere criticar desde una pose de falsa profundidad.

Y de ligereza se acusa a la pareja estelar, además de negar cualquier asomo de química entre ellos. En mi opinión, Angelina Jolie y Johnny Depp están perfectos, y resultan ideales para esta película en con- creto. No se preocupan de actuar en el sentido dramático del término, sino que son en todo momento conscientes del papel de estrellas de la pantalla que representan, por lo que juegan a placer con sus respectivas imágenes. Ella nunca antes había estado tan guapa y radiante, sacando a relucir un lado «chic» hasta ahora desconocido que le emparienta lujosamente con Grace Kelly, a lo que ayuda mucho el vestuario de la oscarizada diseñadora Colleen Atwood. Su personaje no necesita conectar con el de Johnny Depp, por lo que mantiene las distancias con el estilo y el gancho suficientes como para seducirle por completo, hasta el punto de convertirle en un héroe inconsciente de los que no piden nada a cambio de su fidelidad y entrega.