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TRAS EL EXTERMINIO DEL OSO AUTÓCTONO

LA REINTRODUCCIÓN DEL OSO EN EL PIRINEO, A CONSULTA

La desaparición de Camille ha supuesto también la extinción del oso autóctono del Pirineo. Los 20-25 ejemplares que existen son fruto de la reintroducción de animales eslovenos en la vertiente francesa. En el núcleo occidental no hay ni una hembra. Tras el exterminio, llega la decisión del Gobierno francés de hacer una consulta para reintroducir una osa.

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Iñaki VIGOR

El hombre y el oso han compartido territorio en ambas vertientes del Pirineo a lo largo de milenios. Pero la caza incontrolada y la persecución con todo tipo de medios ha acabado con el animal más emblemático de la cordillera. Nuestra generación ha sido testigo de la extinción de los osos autóctonos. Era algo que ya se veía venir desde hace décadas, cuando se generalizó la apertura de carreteras y pistas en los parajes más intrincados del Pirineo, incluidas las pistas de esquí, y se hicieron habituales entre los cazadores los rifles de largo alcance con mira telescópica. El mítico oso pardo estaba condenado a desaparecer, y así ha ocurrido tras una larga agonía que se podía haber evitado.

Las reivindicaciones de grupos ecologistas llevaron al Gobierno francés a introducir osos procedentes de Eslovenia. En 1996-97, cuando la población osezna ya había quedado al borde de la extinción, se llevó a cabo una primera introducción de animales eslovenos, a modo experimental. Pero en lugar de reintroducir estos animales en el Pirineo occidental, donde un puñado de osos autóctonos sobrevivían al acoso humano, fueron soltados en el Pirineo central, cerca del Valle de Aran. Esta decisión no evitó la agonía de la población autóctona que sobrevivía en el núcleo occidental, compuesta por cuatro machos y una hembra de nombre Cannelle.

La puntilla definitiva llegó el 1 de noviembre de 2004, cuando un cazador francés la abatió a tiros en el Valle de Aspe, cerca del espectacular Chémin de la Mâture. El cazador fue denunciado pero finalmente salió absuelto, tras alegar que había disparado «en defensa propia». Lo cierto es que formaba parte de un grupo de cazadores que estaba dando una batida contra los jabalíes en aquel paraje, a pesar de que les habían advertido de que se encontraba una osa con su cachorro. Para entonces, el oso pardo ya era un ejemplar protegido en el Estado francés y no se podía cazar ni ser molestado.

Testigos del exterminio de la especie

La muerte de Cannelle provocó un torrente de protestas en todo el Estado francés, y no sólo de grupos ecologistas, sino también de ciudadanos que, en ese momento, tomaban conciencia de que asistían al exterminio de la especie más emblemática del Pirineo. Sin hembras, los escasos machos supervivientes que viajaban errantes por tierras de Bearne, Aragón y Euskal Herria ya no tenían posibilidad de generar descendencia.

Además, el cachorro de Cannelle también era macho. Su padre es Neré, un gran oso de procedencia eslovena que «emigró» desde el Pirineo central hasta el Valle de Aspe y desplazó de allí al mítico Papillon en sus últimos años de vida. Tras la muerte de la última hembra, Neré se fue desplazando hacia el oeste, al territorio ocupado por Camille.

Mientras tanto, aquel cachorro consiguió escapar de los cazadores franceses en el Chémin de la Mâture y sobrevivir al duro invierno. En un principio fue conocido como «El último mohicano», pero finalmente se quedó con el nombre de Canelito.

Las reacciones que se sucedieron a la muerte de Cannelle obligaron al Gobierno francés a replantearse la introducción de nuevos ejemplares, que había quedado paralizada a raíz de las protestas de ganaderos, cazadores y apicultores tras aquella primera introducción de 1996-97. Así, tan sólo dos años después de ser abatida Cannelle, llegaron dos hembras que ya se habían apareado en Eslovenia. Fueron bautizadas como Melba y Ziva, y un año después, en 2007, fue introducido un macho esloveno que sería el progenitor de casi todos los osos existentes hasta ahora: Pyros.

Gracias a la introducción de ejemplares procedentes de Eslovenia, y a las sucesivas camadas, se estima que en la actualidad viven en el Pirineo central y oriental en torno a 20-25 animales. Mientras tanto, el núcleo occidental ha quedado reducido a dos machos, Neré y Canelito, ya que se da por hecho que Camille y Aspe eran en realidad el mismo ejemplar.

Cazadores, ganaderos y ecologistas

Así las cosas, el Gobierno francés se encuentra ahora en una situación de la que no sabe cómo salir. Por un lado, los grupos ecologistas y personas sensibilizadas con la conservación de las especies reclaman la introducción de hembras en el núcleo occidental. Por otro lado, el poderoso lobby de cazadores, además de gran parte de los ganaderos, se oponen a esa medida e incluso siguen rechazando la presencia de osos, sean autóctonos o introducidos.

La «solución» del Ministerio de Ecología francés ha sido realizar una consulta en torno a la introducción, en la primavera de 2011, de una hembra procedente de Eslovenia para reforzar el núcleo occidental. Pero esta consulta no se va a realizar sólo en los pueblos de este núcleo, sino en toda la vertiente norte del Pirineo.

En concreto, podrán presentar alegaciones los vecinos de 930 localidades del Estado francés, incluidas una treintena de Zuberoa y Nafarroa Beherea. En principio, la propuesta de una consulta parece la solución más democrática. Sin embargo, grupos conservacionistas no entienden por qué pueden dar su opinión ciudadanos que viven a cientos de kilómetros de la zona donde se va a reintroducir, o por qué no pueden hacerlo los que viven en la vertiente sur del Pirineo, teniendo en cuenta que los osos se mueven indistintamente por ambas vertientes.

También hay quienes se preguntan por qué, en lugar de traer una nueva hembra desde Eslovenia, no se escoge una que ya esté asentada en el Pirineo central y se traslade al núcleo occidental, ya que de esa forma se restarían argumentos a quienes se oponen a la introducción de más ejemplares.

En cualquier caso, la consulta ya está en marcha. Se inició el pasado 27 de diciembre y se prolongará hasta el 4 de febrero de 2011. A la vista de los resultados, el Ministerio de Ecología francés decidirá si aporta o no compañía femenina a los dos machos solitarios que perviven en el núcleo occidental.

Sea como fuere, no deja de parecer absurdo que se plantee una consulta después de que todos los ejemplares autóctonos hayan sido exterminados por el ser humano, con el consentimiento de la administración. Se trata, además, de una especie legalmente protegida, y los ganaderos reciben compensaciones económicas por los daños que los osos les puedan ocasionar o, como en el caso de Nafarroa, por tener sus rebaños en zonas de campeo del plantígrado. Sin osos, tampoco habrá ese tipo de ayuda institucional.

Los ejemplares eslovenos han conseguido reproducirse

Los últimos años del oso autóctono del Pirineo han estado marcados por dos nombres: Cannelle y Camille. La última hembra fue abatida el 1 de noviembre de 2004, y el último macho fue visto por última vez en febrero de 2010. Su cuerpo no ha aparecido, pero se da por muerto.

Los únicos osos que ahora viven en el Pirineo son los procedentes de la introducción de ejemplares eslovenos. Estos plantígrados, similares a los autóctonos, no han tenido problemas para adaptarse a las características de las montañas pirenaicas y de procrear cachorros. Del respeto hacia ellos depende que vuelvan a poblar los parajes donde otros fueron exterminados. I. V.

Cronología

1935: viven unos 200 osos

Hace sólo 75 años había en ambas vertientes del Pirineo unos 200 osos, y algunas familias vivían casi en exclusiva de su caza.

1940: caza prohibida

En 1940 se prohíbe la caza de osos en el Estado francés, en 1951 se autoriza otra vez, en 1962 se vuelve a prohibir y en 1969 se autoriza la última batida legal.

1952: Furtivismo y circo

En 1952 se prohíbe la caza de osos en el Estado español, por un periodo de cinco años. Comienza el furtivismo y se usan oseznos como atracción en los circos. En 1967 se prohíbe de forma definitiva.

1970: entre 30 y 40 ejemplares

En 1970 la población osezna es de 25-30 ejemplares en el Pirineo occidental y de 6-9 en el Pirineo central.

1981: hembra abatida en Oza

En 1981 es abatida la última osa de Aragón en un paraje casi inaccesible de la selva de Oza, durante una cacería de jabalí.

1990: sólo quedan 11 osos

En 1990 se había reducido la población osezna a 10 ejemplares -9 de ellos en el núcleo occidental- y cinco años después sólo quedaban cinco ejemplares en toda la cordillera.

1996: se inicia la reintroducción

En 1996 se realizó una reintroducción experimental de osos en el Pirineo, procedentes de Eslovenia, para evitar la extinción de la especie. Debido a las protestas de ganaderos, no hubo más reintroducciones hasta 2006.

EL 4 DE FEBRERO

Desde el pasado 27 de diciembre, y hasta el próximo 4 de febrero, los vecinos de casi un millar de pueblos de la vertiente norte del Pirineo pueden formular alegaciones en torno a la reintroducción de una hembra.

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