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Raimundo Fitero

Once

Ni campanadas a medianoche, ni cotillones en el plató, ni chistes malos encadenados como si fueran collares de perlas cultivadas falsas, ni resúmenes del año que termina, ni las previsiones del que acaba de entrar: fútbol. Ni saltos de esquí, ni resaca contrarrestada a golpe de valses globalizados, ni repeticiones de los programas cutres de las noches de San Silvestre: fútbol. Ni promesas de dejar fumar, aprender inglés, ir a la piscina y visitar más a las amigas: fútbol. Este año, dos mil once, estará dedicado única y exclusivamente al fútbol.

Que nadie hable de pensiones, ni de subidas de los productos básicos, ni de los agobios de los desempleados de larga duración: fútbol. Once contra once. Once contra loterías del Estado. Once hombres sin piedad. Y es que el fútbol que hoy mismo, día 2, se juega, lo hace porque que ya ha adquirido mayoría de edad, carta de naturaleza. La jornada se va a jugar porque un juzgado de la Audiencia Nacional, pese a reconocer que los futbolistas tienen razón y que se está incumpliendo el convenio colectivo, cree que no tiene competencias para suspender la jornada y que se debe ir por otra vía judicial, la contencioso-administrativa, es decir que para cuando tomen una resolución ya habrá ganado Mourinho setenta y cinco mil enemigos más. La judicialización del fútbol, en territorio tan exuberante como la AN, es un auténtico acontecimiento. Porque existía una guerra del fútbol, pero era entre cadenas que lo emitían. Ahora es entre los artistas y sus contratantes.

Así que todo es fútbol por favor, ya que la decisión del juzgado de la AN era más que previsible porque si no se jugaba hoy día 2, los clubes suspendían lo de mañana día 3 y aplazaban la jornada al final del campeonato. ¿Por qué? Porque los contratos televisivos obligan a emitir partidos el día 2 de enero. O sea, una vez más, entramos en el año nuevo con el evidencia de que el fútbol es un puro y simple negocio televisivo. Lo sabíamos, pero ahora se confirma. Además, atentos a las noticias, este año puede ser el de la explosión de la burbuja económica del fútbol. Hay clubes en la ruina absoluta. Y nóminas millonarias sin pagar.

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