Ha sido la comedia sorpresa de 2010, al triplicar en la taquilla de los EE.UU. los 30 millones de dólares que costó. Tan llamativos ingresos tienen mayor mérito considerando que «Como la vida misma» no presenta un reparto muy conocido. El secreto está en el realizador Greg Berlanti, conocedor de los gustos del público gracias a su carrera como creador televisivo de éxito.

Y no se puede decir que haya ido a lo fácil, porque su comedia plantea un arriesgado giro dramático, aunque necesario para definir los cambios que está sufriendo hoy en día la familia. Los padres de una niña de corta edad fallecen en un accidente, así que se hacen cargo de la pequeña el mejor amigo de él y la mejor amiga de ella, a los que antes de morir habían arreglado una fallida cita a ciegas.

La terrible situación inicial da paso a una sátira de la falta de madurez y de preparación en las jóvenes generaciones actuales para asumir responsabilidades. Ella no se siente más apta que él para criar por el mero hecho de ser mujer, y juntos tampoco consiguen aprobar como voluntariosos pero improbables padres. Lejos quedaron los tiempos de la familia tradicional, en los que se tenía más de un hijo y había que sacarlos a todos adelante sin tiempo que perder en dudas o inseguridades.