Lo último que estrenó el maestro del cine australiano Peter Weir fue «Master and Commander», y de eso ya han pasado siete años. En las cuatro décadas que lleva dirigiendo el veterano cineasta solamente ha hecho trece largometrajes, lo que da una idea de su pausado y perfeccionista ritmo de trabajo. La preparación de «Camino a la libertad» ha sido incluso más larga de lo habitual, puesto que su rodaje presentaba muchos problemas de localizaciones, por no hablar de lo polémica que resulta la adaptación de un libro escritor por un impostor.

La impostura de Slamovir Rawizc fue descubierta gracias a las investigaciones históricas que siguieron a la publicación de su best-seller supuestamente autobiográfico. Lo que cuenta en su libro, de ser cierto, no le ocurrió a él, sino a otro prisionero polaco que huyó en 1942 de un gulag siberiano.

Sabedor de que el tratamiento realista de la película podría quedar en entredicho con una base literaria tan dudosa, Peter Weir busca en «Camino a la libertad» el verismo fílmico y la verdad artística. Por eso la odisea que protagoniza el grupo de fugitivos encabezado en la ficción por Jim Sturgess, Colin Farrell, Ed Harris y Mark Strong es un duro relato de supervivencia, que se hace fuerte en la integración de los personajes en un paisaje que resume la marcha de 6.500 kilómetros hasta la India, a través de la naturaleza salvaje y el desierto sin equipación ni víveres. Una aventura extrema y dramática, que tal vez no sea tan descarnada como la que muestra su joven compatriota Jonathan Auf Der Heide en la magistral «Tasmania».