Todas las películas del finlandés Klaus Häro cuentan con premios en los festivales internacionales. En 2002, «Elina» recibió el Oso de Cristal en la Berlinale. Tres años después «Mother of Mine» era seleccionada para el Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Y hace tres, «The New Man» se llevaba el Premio Especial del Jurado en Shanghai. Las tres se han visto ahora superadas por «Cartas al padre Jacob», que, además de ser elegida para los Óscar, acumula galardones en los festivales de El Cairo, Tallin o Lübeck.

La estructura miminalista de «Cartas al padre Jacob» es muy parecida a la de las últimas películas del francés Jean Becker, desarrolladas alrededor de las charlas entre dos personajes. En este caso quienes conversan son un cura ciego y su lectora, que es una convicta indultada y en proceso de rehabilitación. El trabajo de la mujer consiste en leer y responder a la correspondencia de la parroquia, que consistente, sobre todo, en peticiones de ayuda por parte de los fieles.

Su escepticismo inicial irá dando paso a una ternura hacia el sacerdote, especialmente a medida que vaya perdiendo feligreses. El secreto de la realización reside en haber encontrado la medida justa para una narración breve y precisa, sustentada principalmente en las matizadas interpretaciones de la pareja central.