Una vez más, las jornadas previas a una huelga general, convocada en este caso por la mayoría sindical para el día 27 en contra de la reforma del sistema de pensiones, vienen marcadas o protagonizadas por la dimensión de los servicios mínimos que las autoridades tratan de imponer. Ayer, una vez más, esa orden de un poder ejecutivo, en este caso de la Consejería de Empleo y Asuntos Sociales de Lakua, era denunciada por los sindicatos, que la consideran «abusiva, tremendamente regresiva y restrictiva». ELA, LAB, STEE-EILAS, EHNE e Hiru anunciaron que recurrirán esos servicios mínimos decretados por el Ejecutivo de Patxi López.

La película de los hechos es conocida, pero no por ello menos preocupante. La imposición de servicios mínimos se repite una y otra vez y se ha convertido en norma, pese a que los recursos presentados en huelgas anteriores tras la imposición de similares servicios mínimos se resolvieron a favor de los sindicatos. De tales sentencias debiera inferirse una actitud absolutamente diferente del Gobierno de Lakua ante idénticas situaciones, pero no es el caso, lo que retrata su escaso talante democrático, al tiempo que sigue alimentando la trampa que el mismo sistema encierra en sí mismo. Una de las últimas sentencias, por ejemplo, había calificado el incremento de los servicios mínimos de «abusivo y falto de motivación, ya que no se responde con las necesidades de la ciudadanía en un día de huelga de estas características, en el que su uso se reduce considerablemente», tal y como ha sido reconocido por la propia administración en anteriores decretos.

Lakua busca desvirtuar el impacto de la respuesta a la huelga general por parte de los trabajadores y de la ciudadanía en general. Una actitud democrática exigiría contrastar y negociar un marco general o adecuado a cada situación y hacer lo que exigen al resto, respetar las sentencias. Si, como siempre aseguran, de verdad pensasen que la huelga no tendrá impacto no mostrarían tanto empeño en forzar medidas excepcionales con el objetivo poco disimulado de falsear la realidad.