bobadas alpinas
Una de indios y flechas
Kike DE PABLO I Alpinista
No me resisto a seguir comentando curiosidades “tecnológicas” del mundo de la montaña. Según poema atribuido al poeta de la dinastía Tang, Li Bai, ligeramente borrachuzo: «Levanto la copa a la luna; con mi sombra somos tres». Ahora somos más con el GPS y el móvil, aunque si andas con i-phone o similar llevas todo en uno. El caso es que el teléfono de poco le servía (falta de cobertura) al conocido guía pirenaico Jean-Louis Lechène cuando se encontró hace pocos días, en la arista oeste del Monné a 2.000 metros, una de las llamadas flechas explosivas, y sin explotar, disparada por un cañón para avalanchas desde la vecina estación de ski de Cauterets. A pesar de haber reconocido el trasto y al intentarlo esquivar por encima, este explotó dejandole herido en la cabeza y manos. Quizás la presión sobre la nieve en las cercanías activo el detonador, que eso parece ser lo que explotó, que si no… Como llevaba una radiotransmisor pudo comunicar con un amigo pistero de la estación, al que había previamente dejado otro, y ser evacuado en helicóptero, que perdía bastante sangre y no era cuestión de maniobras solitarias. Saca algunas conclusiones, como la de que hay que ampliar la cobertura telefónica en las cercanías de las estaciones (más o menos discutible) y, con cierto sentido del humor, la de que «no hay que desconfiar de los indios, sino de las flechas», según mi parecer, tambien discutible. Aunque puede que yo sea un poco antisocial, lo que es un problema exclusivamente mío.
No me resisto a seguir comentando curiosidades “tecnológicas” del mundo de la montaña. Según poema atribuido al poeta de la dinastía Tang, Li Bai, ligeramente borrachuzo: «Levanto la copa a la luna; con mi sombra somos tres». Ahora somos más con el GPS y el móvil, aunque si andas con i-phone o similar llevas todo en uno. El caso es que el teléfono de poco le servía (falta de cobertura) al conocido guía pirenaico Jean-Louis Lechène cuando se encontró hace pocos días, en la arista oeste del Monné a 2.000 metros, una de las llamadas flechas explosivas, y sin explotar, disparada por un cañón para avalanchas desde la vecina estación de ski de Cauterets. A pesar de haber reconocido el trasto y al intentarlo esquivar por encima, este explotó dejandole herido en la cabeza y manos. Quizás la presión sobre la nieve en las cercanías activo el detonador, que eso parece ser lo que explotó, que si no… Como llevaba una radiotransmisor pudo comunicar con un amigo pistero de la estación, al que había previamente dejado otro, y ser evacuado en helicóptero, que perdía bastante sangre y no era cuestión de maniobras solitarias. Saca algunas conclusiones, como la de que hay que ampliar la cobertura telefónica en las cercanías de las estaciones (más o menos discutible) y, con cierto sentido del humor, la de que «no hay que desconfiar de los indios, sino de las flechas», según mi parecer, tambien discutible. Aunque puede que yo sea un poco antisocial, lo que es un problema exclusivamente mío.